Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 125
Responsabilidad Social y Ciudadana
creación colectiva de una “sociedad de
la esperanza”, basada en la ética según lo
expresado por Toro.
Hasta ahora los empresarios formamos y sostenemos empresas, pagamos
impuestos, generamos riqueza y empleo,
tareas no menores y por cierto muy meritorias. En los últimos años se avanzó
con la agenda de la transparencia y a
pensar, ya no solo en los accionistas, sino en todos los grupos de interés (clientes, proveedores, talentos) incluyendo la
sociedad. Es decir, operamos sobre las
consecuencias de los problemas con alguna forma de ayuda. La idea última de
esa evolución es la responsabilidad social empresaria (RSE), que en muchas
empresas de frontera pasó a integrarse a
sus estrategias.
Pero todo esto no es suficiente. Los
empresarios y emprendedores debemos
operar sobre las causas de los problemas,
es decir, crear, junto al sector público y
la sociedad civil, una “sociedad de la esperanza” basada en la ética. Hasta ahora los empresarios pensamos, con buenas intenciones por cierto, en sucesivas
adaptaciones a un sistema con propósito
difuso. Colocar el sentido ético sobre todas las cosas permitirá encontrar mayor
claridad en el camino.
Los empresarios tenemos mucha tarea por delante, pero deberíamos preguntarnos si todos los actores del espacio público, especialmente el Estado,
generamos capacidades en las personas,
como por ejemplo mayor inclusión con
libertad, mayor autonomía o si las hacemos más empleables (que no es lo mismo que dar empleo).
Deberíamos pensar si los impuestos
actuales sirven para estos fines y definir
el nivel de los mismos que permita generar capacidades y bienes públicos. Si
las empresas o los trabajadores estamos
motivados para desarrollar proyectos o
tareas que conduzcan a una sociedad
más digna. Pero no debemos olvidar
que se requieren incentivos, hay que ser
creativos para impulsar y diseñar incentivos de alto valor ético y moral y no
confundir incentivos con subsidios.
Frente a las elecciones, cambios en
los gobiernos y movilizaciones en la sociedad, debemos exigir que la agenda
ética esté presente en el debate público.
Deberíamos reflexionar cada uno de
nosotros si, con nuestras tareas, aportamos nuestro grano de arena en esa
dirección.
Las ideas de Bernardo Toro, Amartya Sen, Stefano Zamagni, y otros que
no identifico, dan vueltas sobre las cabezas de quienes intentamos encontrar un
sentido a las instituciones, la política y la
empresarialidad y sus roles dentro de la
sociedad del siglo XXI, definitivamente
muy diferente de los que hemos vivido,
pero con infinitamente más oportunidades para muchos más. •
Los empresarios
debemos operar
sobre las causas
de los problemas,
es decir crear,
junto al sector público
y la sociedad civil,
una “sociedad
de la esperanza”
basada en la ética.
Reunión del Consejo
Consultivo del Atrio en
el Senado de la Argentina
FORO
•75