Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 116
Responsabilidad Social y Ciudadana
Luis M. Bameule
Más y mejores empresarios
Presidente de Agritur San Luis. Ex presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes
de Empresas. Miembro de AEA y de la Sociedad Rural Argentina
La empresa es una institución a la
Jaureguiberry, Ravasi,
Ovsejevich y Bameule
La excesiva
burocracia junto con
los cambios de reglas
de juego desaniman la
inversión sana y
fomentan prácticas
corruptas.
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que el mundo le debe buena parte del
progreso de los últimos 150 años, en
particular luego de la segunda guerra mundial.
Nace de la necesidad
de emprender un proyecto
que, en la mayoría de los casos, no se agota en una sola operación o transacción
y requiere capital, trabajo,
e innovación, combinados
con talento e inteligencia para producir bienes y
servicios de manera eficiente.
La empresa que logre permanecer y
crecer en el tiempo genera un valor agregado o excedente que se traduce en una
ganancia. Ésta se legitima cuando se obtiene en un marco de competencia local o
extranjera, porque ello significa que su actividad, lo que la empresa produce u ofrece, es valorado por sus clientes.
La sociedad en general se beneficia
con empresas eficientes y competitivas
que producen bienes o servicios de calidad, a precios accesibles, cumpliendo
con sus obligaciones impositivas, previsionales y ambientales. Ellas también generan oportunidades laborales para los
ciudadanos, permitiendo que ganen dignamente su salario y puedan desarrollar
sus talentos creciendo como personas.
El Estado es responsable de crear
las condiciones mínimas para que más y
mejores empresas puedan crecer y multiplicarse. Para ello, debe generar una
atmósfera de empresarialidad que promueva el nacimiento de pequeñas y grandes empresas, la creación de compañías
de capital local y extranjero que aporten
su expertise y agreguen valor.
Para ello, debe ser fácil emprender;
debe contarse con infraestructura de calidad, buenos transportes, puertos eficientes, comunicación fácil y barata,
buena educación pública y privada, impuestos bajos y reglas claras, transparentes y sostenidas a través del tiempo,
de manera de dar un mínimo de previsibilidad a los negocios. También un eficaz sistema judicial que contribuya a la
resolución de conflictos y que castigue
claramente al delito. La excesiva burocracia junto con los cambios de reglas
de juego desaniman la inversión sana y
fomentan prácticas corruptas.
El rol del empresario es el del eficiente administrador de recursos, así
como el del descubridor de oportunidades. Tanto el que aporta capital propio como el que gestiona capital de terceros deben dirigir la empresa hacia el
crecimiento sostenido. Agregar valor,
cumplir con los accionistas, darles sustentabilidad a los negocios, honrar contratos escritos o no, cuidar el ambiente,
ejercer el liderazgo dentro y fuera de la
compañía, pagar los impuestos y ganarse el respeto de colaboradores, clientes,