Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 106
Responsabilidad Social y Ciudadana
Stefano Zamagni
El reto de la responsabilidad civil
de la empresa
Profesor de las universidades de Bolonia y Johns Hopkins SAIS Europe,
miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales
Es comúnmente aceptado que
El orden social,
por lo tanto, ya no se
basa en la dicotomía
público-privado (es
decir, en el Estado y
el mercado), sino en
la tricotomía: público,
privado, civil.
56• FORO
la actividad económica, hoy en
día, no puede concebirse de
forma reductora en términos
de todo lo que vale para aumentar el producto esperando que esto sea suficiente para
asegurar la cohesión social;
más bien, la actividad económica debe aspirar a la vida en
común. Como Aristóteles había entendido bien, la vida en común es
una cosa muy diferente de la mera uniformidad, que también se da entre el ganado. En la sociedad humana el bien de
cada uno sólo se puede lograr con el trabajo de todos. Y, sobre todo, el bien de
cada uno no puede disfrutarse si no lo es
también por los otros.
El sentido, es decir, la dirección hacia la que tenemos que dirigirnos es recobrar la tradición del pensamiento de
la economía civil, una tradición italiana
que tiene sus raíces en el humanismo
civil del siglo XV y que alcanza su plena sistematización conceptual en el siglo XVIII en la escuela napolitana (A.
Genovesi, F. Galiani, G. Dragonetti y
otros) y milanesa (P. Verri, C. Beccaria,
G. Romagnosi, y otros) de la Ilustración
italiana. La idea central de esta línea de
pensamiento –que luego se verá socavada por la economía política anglosajo-
na– consiste en fundar la arquitectura
de la sociedad no sobre dos, sino sobre
tres pilares: público (Estado e instituciones públicas); privado (mundo empresarial); civil (organizaciones de la sociedad
civil, es decir, los cuerpos sociales intermedios). Cada uno de ellos tiene sus propios principios regulativos y se caracteriza por modos específicos de acción,
pero los tres deben interactuar de manera orgánica (es decir, no esporádica) según los cánones del método deliberativo. El
orden social, por lo tanto, ya no se basa
en la dicotomía público-privado (es decir, en el Estado y el mercado), sino en la
tricotomía, público, privado, civil.
Una estrategia eficaz para la innovación social debe reconocer y hacer suya
esta articulación de la sociedad porque
sólo de ella puede surgir la solución a
los nuevos problemas del actual período
de transición. De hecho, una de las urgencias políticas y culturales más apremiantes hoy es ir más allá de las dos
concepciones de mercado hasta ahora
dominantes. Por un lado, la visión del
mercado como un “mal necesario”, una
institución de la que no se puede prescindir, porque es garantía de progreso y
éxito económico, pero que sigue siendo
un “mal” del que hay que guarecerse y
por lo tanto mantener bajo control, estableciendo restricciones estrictas. Esta es