Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 87
Borges y la trascendencia
Volvemos a encontrar esta idea en
“El Aleph”, de 1949. El aleph es esa
esfera en la que cabe todo el universo.
Borges se refiere a su desesperación de
escritor ante la imposibilidad de describir con palabras, esa simultaneidad que
vieron sus ojos; porque la palabra es sucesiva, porque el hombre está hecho
tiempo, ese tiempo que humanamente
es sucesivo. Ya en éste cuento, Borges
insiste en la imposibilidad de definir el
Infinito Aleph. Los místicos, dice, prodigan emblemas para significar la divinidad. Entre los emblemas menciona el
Simurgh.
Y con todo, intenta apresar con las
inútiles palabras, la visión de lo indecible (...)
Como vemos, esta preocupación de
Borges por el Orden, por la justificación
de la Biblioteca, el sentimiento de que
formamos parte de un todo, que puede
ser Dios o la naturaleza, son constantes
que aparecen de distintos modos en su
obra. Y esta continua preocupación de
Borges traza su agnóstica busca de ese
momento en el que tuvo su experiencia
mística.
Borges, en una entrevista, muchos
años después de que le sucediera, narra
lo que considera una experiencia mística. Dice que duró solo unos minutos o
unos segundos, y agrega que no podría
definirla, porque esas cosas ocurren fuera del tiempo.
Narra esta experiencia en una de sus
primeras obras, “El idioma de los argentinos” de 1928, y luego la incluye en dos
publicaciones más. La titula “Sentirse en
muerte” (...)
Evidentemente, esta experiencia sacudió profundamente su ser, piénsese
que incluye este episodio en tres de sus
obras y vuelve a recordarlo en una entrevista de 1977.
De algún modo, esta semilla que veremos fructificar a través de algunas de
sus composiciones ya está en “Fervor de
Buenos Aires” que, como él mismo dijo,
prefigurarla todo lo que hizo después.(...)
Borges sabe que todavía no ha escrito el poema. Ese poema sería atrapar el
Verbo, poseer la inconcebible hoja central, sin revés, de la Biblioteca de Babel,
la visión del universo en el Aleph, y poder contarla sin tiempo sucesivo. Con la
nostalgia de su experiencia mística sabe,
sin embargo, que lo que lo redimirá será
seguir su destino y convertir el dolor y la
alegría de su vida terrena en poesía; no
en vano consideró en “De la salvación
por las obras” que, gracias a la poesía, a
un haiku, la humanidad se salvó.
Borges sabe que, como el místico
panteísta Angelus Alesius dijo -en un
dístico:
La rosa es sin porqué
florece porque florece. •
Llambías, Sánchez, Cutuli
y Kodama
Borges, en una
entrevista, muchos años
después de que
le sucediera, narra
lo que considera
una experiencia mística.
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