Revista Foro Ecuménico Social Número 11. 2015 | Page 43

Atrio de los Gentiles en la Argentina P. Ignacio J. Navarro La pregunta detrás de la obra Escritor, poeta y ensayista, autor de Últimas inquisiciones. Borges y Von Balthasar recíprocos lo cierto es que Borges toca en el lector una cuerda interior definitiva, un lugar al que es imperioso llegar, y al que parece que no se puede acceder salvo por la palabra del poeta argentino. Ese “lugar” no puede quedar inexpresado, pero hacía falta un don, una inspiración superior para decirlo, y no es imposible reconocer esa cualidad única en Borges. Abrió, desde una profundidad rica y secreta, un estilo de belleza, inteligencia y sentido que nos ha renovado y mejorado. ¿Qué dice ese lenguaje nuevo y mejor? Tal vez si existirá o no aquella Palabra, forma de todas las figuras. Eso que Borges llamaba el “Verbo hacedor”, el Verbo poietés, poeta, creador, hacedor pero con palabras, un Verbo que desde siempre haya quebrado el silencio de la nada. Un cosmos. ...una voz infinita / dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras, / que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra). No hay ingenuidad en Borges, pero sí inocencia: una palabra original, pobre y genial como la de un niño adámico, no arrancada todavía de su singularidad ni sofocada por capas de sintaxis secundarias; algo del lenguaje anterior a la caída. ¿Qué dice ese lenguaje nuevo y mejor? La primera respuesta es, inevitablemente, tautológica: ese lenguaje nuevo y mejor sólo se dice en la poesía de Bor- ges; su literatura es ese lenguaje. Sencillamente, hemos de volver a su obra para que ella diga eso inaudito a lo que ahora podemos asistir. Pero también es evidente que ese lenguaje ha modificado a quienes lo han leído o escuchado, y que algo acerca de esa modificación puede ser dicho. Hay un verso de Saint-John Perse que dice así: Pero ¿qué es, oh, qué es eso que en todo, de repente, falta? Borges parece haber acercado una posible respuesta a esa hermosa y desgarradora línea de SaintJohn Perse. Porque Borges transformó la ausencia en inminencia, lo intangible en innegable. Ante esto, gracias a Borges, la tensión infructuosa de un deseo desbocado hacia lo inalcanzable se torna apertura serena que aguarda el Don. Detengámonos aquí. No se puede traducir la literatura de Borges, transponerla a sus efectos. Pero la sabemos y la sentimos asociada a una forma de esperanza, a esa rosa ilimitada que el Señor mostrará a mis ojos muertos, a una suerte de nueva e inédita alegría que surge en nosotros y penetra en esa misteriosa síntesis de cordialidad e inteligencia a la que llamamos sensibilidad. • ¿Qué dice ese lenguaje nuevo y mejor? Tal vez si existirá o no aquella Palabra, forma de todas las figuras. Texto completo en atriodelosgentiles.com.ar FORO •41