Revista Foro Ecuménico Social Número 11. 2015 | Page 40

Borges y la trascendencia Santiago Kovadloff Dios en la palabra de Borges Filósofo, escritor, poeta. Autor de numerosos libros Borges cultivó el agnosticismo en todo Dios le interesó a Borges mucho más como problema que como solución. Mucho más como dilema intelectual que como objeto de invocación o de fe espontánea. 38• FORO lo que no fuera la exaltación de la belleza. Aún a ésta prefirió verla mucho más como algo inminente que como una revelación segura. Descreyó de la política tanto como del saber, y de las religiones por las que manifestó siempre una viva curiosidad antes que una íntima necesidad.1 El hombre y sus desvelos fueron la materia prima de sus ficciones, así como la íntima incertidumbre a propósito de la propia identidad y la perplejidad ante el hecho de vivir, la harina con la que amasó el pan de su poesía. Dios le interesó a Borges mucho más como problema que como solución. Mucho más como dilema intelectual que como objeto de invocación o de fe espontánea. Desestimó particularmente al catolicismo, y el judaísmo constituyó para él, sobre todo, una propuesta metafísica y lingüística cuya complejidad lo hechizaba. Escribe el padre Osvaldo Pol, jesuita cordobés: “Borges, que ha salvado a la literatura (juntos a los grandes, muy pocos, de todos los tiempos) de la mediocridad, no se salvará de ella ni por el ejercicio de su brillante inteligencia, ni por su incalculable cultura, ni por su impulso creador, ni por una fe que su Obra no muestra”.2 Y añade que “La fe de su madre, la de sus amigos católicos (Dante, Chesterton, Bloy, quizás Francisco Luis Bernárdez), que no dejaba de sorprenderlo, no ha contado con fuerza suficiente para contrarrestar la imagen de ‘lo católico’ que le inocularon el calvinismo de su abuela inglesa, el original influjo de la personalidad de su padre, la Enciclopedia Británica o el catolicismo argentino que Borges percibía tan ligado a lo hispánico, lo italiano, la incultura y lo popular, contradictorios de su natural liberalismo”3. Acaso el padre Pol se engaña al presumir que Borges aspiró a “salvarse” de la literatura. El mismo admitirá que nada le cuesta reconocer que ha escrito algunas páginas perdurables . De lo que sí creo que aspiró a salvarse siempre fue de lo inequívoco y del apego a la certeza. Se cuenta que, cuando en cierta ocasión alguien se le presentó diciéndole, según la fórmula clásica, “Encantado de conocerlo”, Borges le respondió, con su proverbial e inesperada ironía: “No sabe cómo lo envidio”. En otra oportunidad afirmó: “Los católicos creen en un mundo ultraterreno, pero no se interesan por él. Conmigo ocurre lo contrario: me intereso y no creo.” La idea de la eternidad le inspiró uno de sus mejores cuentos, “El inmortal”. En él desarrolla una hipótesis irónica y trágica a la vez: en la eternidad no puede