Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 85

Responsabilidad Social ciones de servicio público comprometidas y solidarias. Decálogo Primero. Si legítimamente aspiras a desempeñar una función directiva, sea la que fuere, hazlo con integridad desde una responsabilidad que debes asumir voluntariamente y solo si atesoras la necesaria capacidad para desarrollarla. Segundo. Esfuérzate por respetarte y respeta sin exclusiones a los demás, singularmente a los stakeholders de tu organización y a las personas que de ti dependan. Procura estar siempre bien informado y aprende a comunicar, es decir, a involucrar a todos en el proyecto común. Tercero. Fórmate y aprende sin excusas cada día, y ayuda a implantar en tu organización procesos innovadores y de aprendizaje y capacitación colectivos. La educación es un proceso que nunca se agota ni puede convertirse en un privilegio. Cuarto. Práctica la delegación, siempre necesaria; es decir, dale a cada persona la oportunidad de hacer las cosas que sabe y tiene que hacer, y para las que esté preparada. Si no lo estuviese, pero confías en su capacidad profesional, promueve su formación. En las organizaciones es imprescindible democratizar el conocimiento. Quinto. Trabaja para hacer más productiva y eficiente a tu organización creando estructuras ágiles y bien definidas, adecuando las ya existentes y situando a cada persona en el lugar que, sin favorecer a nadie, por su talento y méritos, le corresponda. Sexto. Promueve y ayuda en la implantación de políticas de conciliación e igualdad. No basta con el mero cumplimien- to de las leyes. Contribuye a liderar un cambio cultural en el que se implique a toda la organización velando para que la desigualdad no se instale en el seno de la empresa. Séptimo. Práctica la humildad y el espíritu de servicio porque el cargo no es de tu propiedad. Y recuerda que tu principal obligación es ser leal y comprometerte sin excusas con tu organización, creando valor y haciéndola sostenible. Los hombres y mujeres directivos tan solo son depositarios de un patrimonio y, en primer lugar, sus responsables. Octavo. Práctica y enseña la cultura del trabajo, el esfuerzo y la decencia. La prudencia y la equidad en las retribuciones y en otras condiciones laborales es una exigencia ineludible. Aprende a renunciar y a ser austero, y recuerda que lo financiero debe ser siempre un medio y nunca un fin. La empresa del porvenir debe estar atenta a los cambios sociales y, si quiere sobrevivir, debe ser capaz de transmitir a la opinión pública y a sus grupos de interés su sincera preocupación por los temas que también preocupan e inquietan a los ciudadanos. Noveno. Promueve el comportamiento ético en el diario quehacer de tu organización, es decir, la búsqueda permanente de valores y normas aplicables a un aquí y ahora. La ciudadanía exige hoy a las empresas y a las instituciones, y a sus dirigentes, que junto a la necesaria búsqueda de resultados, y además de practicar la transparencia y el compromiso solidario, se rijan por criterios de utilidad social y de servicio público. Décimo. Para que crean y confíen en ti, compórtate ejemplarmente: Di lo que debes y haz siempre lo que dices. • Dres. Juan José Almagro, Carlos Guillen, catedrático de la Universidad de Cádiz, y Marco Depolo, catedrático de la Universidad de Bolonia FORO •103