Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 62
Crisis ética y economía
Los principios, valores
y también las políticas
de la organización
le permiten a sus
directivos arbitrar
en estas situaciones.
Principios que no
derivan del poder
sino de los acuerdos y
criterios compartidos
como base
(perdurable).
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la empresa pero le permite superar una
crisis transitoria. En el caso del gobierno, hay medidas arbitrarias que resuelven un tema puntual, pero también le
quitan credibilidad en el futuro.
Otra dualidad es la necesidad de aplicar al mismo tiempo los conceptos de
competencia y cooperación. La competencia refiere a la actitud de superar
la calidad y atractivo de los servicios o
productos de los adversarios en el mercado. No siempre es una elección sino
que refleja las llamadas reglas de juego
en los mercados. En este sentido es una justificación para
tomar decisiones que ponen la
organización por sobre los individuos. La cooperación refleja la actitud de colaborar y aunar esfuerzos
tras un propósito de conjunto o para
lograr un producto final necesario para
todos. La dualidad refiere a que la dirección pragmática llama a la conquista
sosteniendo que “el fin justifica los medios” al tiempo que pretende un trabajo
en equipo en las relaciones internas.
En síntesis, quiero destacar que los
principios, valores y también las políticas de la organización le permiten a sus
directivos arbitrar en estas situaciones.
Principios que no derivan del poder sino
de los acuerdos y criterios compartidos
como base (perdurable). Ello permite
contar con ideas para arbitrar en estas
relaciones y situaciones duales. Lo contrario a los principios es la mera praxis,
el ejercicio de la ambivalencia y el doble
discurso, como forma de conducción en
un entorno incierto y cambiante.
El juego de las oposiciones, tensiones y dualidades, dejado en manos de las
estrategias de poder hace una organización “cambiante” donde se analiza qué
hacer en cada caso. Por lo tanto, también inestable, no creíble ni confiable
para sus integrantes y su entorno. Desde
el enfoque social, destaco que este ambiente imprevisible es incongruente con
las necesidades socio afectivas y emocionales de los individuos. Y hace difícil construir un proyecto compartido.
Ya no se trata de un desorden limitado
(una complejidad admisible), propio de
las organizaciones, sino de una realidad
derivada de un enfoque pragmático de
la dirección, que favorece las situaciones
de injusticia.
Criterios de gobernabilidad,
factibilidad y sociabilidad
He señalado como se trata la complejidad desde el enfoque de la gerencia
social, diferente a la visión mecanicista.
Para ello he tomado cinco ejemplos de
pares duales o fuerzas contrapuestas que
coexisten en la organización: a) la relación dual entre tecnología y estabilidad
laboral, b) el pensamiento hegemónico
y la diversidad en la significación de los
actores, c) la identidad frente a la estrategia competitiva, d) la relación entre la
necesidad de resultados en lo inmediato
y la situación en el largo plazo, e) la relación entre las estrategias competitivas y
los principios de cooperación.
En una obra anterior, al referirme a
la Gestión de la Complejidad (J. Etkin,
2003) he sostenido que esta realidad
contradictoria tiene que ver la influencia
sobre la organización de la incertidumbre ambiental, la diversidad de visiones internas y la oposición de intereses
que conviven en la misma estructura. El
tema es como avanzar en este ambiente
de tensiones y oposiciones sin que ello
afecte la gobernabilidad de la empresa
(aspecto político), la producción y el flujo de recursos (factibilidad económica),
y el compromiso requerido en sus integrantes (aspecto cultural).
Tal como menciono en dicha obra:
“no basta con mejorar la programación de las