Sin duda el dólar ha sido un protagonista principal de las últimas semanas en todos los medios periodísticos y por lo tanto, en la opinión pública. Al mismo tiempo, es también la principal preocupación del gobierno nacional, más importante que el crecimeinto económico, la inflación o el financiamiento del gasto público. Tal es así que gran parte de los actos de gobierno y las apariciones públicas de los funcionarios del ejecutivo nacional han estado relacionados al "cepo cambiario", a las restricciones a las importaciones, a combatir las "cuevas" (hasta con agentes caninos de la AFIP) y a tratar de disuadir al público de comprar dólares y tratar de que la gente "piense en pesos".
Luego de esta introducción, la primero es analizar porqué el gobierno toma estas medidas para reducir la demanda privada de dólares, algunas de lo más creativas. La razón es muy simple, el gobierno necesita dólares y el pueblo quiere ahorrar en dólares pero no hay suficiente para ambos como en años anteriores.
El motivo por lo que el gobierno necesita dólares es tratar de mantener un colchón de reservas de seguridad que proyecte cierta sensación de que el Central puede enfrentar cualquier tipo de corrida cambiaria (sensasión que evita corridas), pero por otro lado debe pagar vencimientos de deuda pública en dólares (que desde hace más de un año las viene pagando el Central).
Por su lado, los privados desean dólares para mantener sus ahorros en dólares por razones de desconfianza estructural e histórica en la capacidad del peso de mantener valor a través del tiempo, porque los plazos fijos dan intereses que están muy por debajo de la inflación y porque desde hace unos meses el dólar se percibe como barato. Esto último debido a que la inflación ha crecido por encima del nivel de devaluación del peso los últimos 8 años. Es decir, de un dólar a 3.3 se pasa a un dólar oficial de 4.4 creciendo un 33%, mientras que los precios se triplican. Este abaratamiento se refleja en el incremento de viajes al exterior.
Explicada la razón por la que el gobierno
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El dólar bajo llave
Por David Miazzo