La robustez y longitud (hasta 1.41 m) de la víbora de cascabel de la Isla Ángel de la Guarda, la convierten en una serpiente
particularmente única e impresionante en la región
como mamíferos carnívoros, aves de rapiña
y, por supuesto, la ausencia de su principal
enemigo: el ser humano.
Al presente, gran parte de las islas del
Golfo de California, hábitat de la mayoría
de las especies insulares en México, tie-
nen protección federal y fueron decreta-
das en 2002 como Patrimonio Mundial de
la Humanidad por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO). Esto augu-
ra una buena esperanza en materia de su
conservación. Sin embargo, aún hay mucho
que hacer para garantizar la preservación
a largo plazo de estos seres vivos.
Aisladas pero en riesgo
Se ha documentado que unas de las pre-
siones más importantes que sufren las
víboras de cascabel insulares son el sa-
queo y el tráfi co ilegal de especies. La ma-
yoría son buscadas por su rareza y belleza
para formar parte de colecciones vivas pri-
vadas, principalmente en países extranje-
ros, alcanzado altos precios en el mercado
negro. Aunado a esto, la presencia esta-
cional de pescadores en las islas deriva en
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