mundo de la fotografía de naturaleza, ¡la
capacidad de congelar en una diezmilésima
de segundo un murciélago en pleno vuelo!
Una semana más tarde mi inseparable
compañero de trabajo Iván Montes de Oca
y yo, emprendimos el viaje a Guadalajara
desde la Ciudad de México.
Al llegar, nuestro colega tapatío nos
recibió y dio un breve recorrido para cono-
cer el susodicho lugar, para poner manos
a la obra al otro día.
A la tarde llegamos a una estructura de
difícil acceso y bajo llave; el lugar se veía
un poco macabro y parecía albergar unas
catacumbas. En realidad eran dos reducidos
pasadizos húmedos, muy estrechos y con
una pequeña corriente de agua constante.
¡Por fi n habíamos llegado! Eran las gale-
rías de infi ltr ación del parque, es decir, los
conductos que permiten interceptar el fl ujo
natural del agua subterránea, y el hogar
de los murciélagos.
Las catacumbas
Muy temprano en la mañana y armados con
poderosos teleobjetivos, en medio de miradas
curiosas de los visitantes y gente haciendo
ejercicio, comenzamos a fotografíar pájaros
reloj, ardillones de tierra, aves acuáticas,
mirlos primavera e insectos multicolor.
Las galerías de infi ltración, diseñadas para captar agua, son hogar de una colonia
de varias especies distintas de murciélagos
Este pájaro reloj residente común del bosque de Los Colomos
nos vigilaba atento mientras pasábamos
Emocionados y cansados, esa tarde
solamente queríamos comprobar si efec-
tivamente había una colonia de murcié-
lagos y entramos.
Después de unos 30 metros caminando
por las galerías de infi ltración, encorvados,
en oscuridad y humedad total, instalé una
pequeña cámara de visión nocturna en un
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