muy desalentador en la lucha por conser-
var a esta imponente especie.
Contrario a lo que sucede en el norte
y occidente de México donde la pérdida del
ganado doméstico ha sido común desde
el siglo pasado, la frecuencia de ataques
de jaguares a vacas pareciera ser esporá-
dica e incluso histórica en esta reserva, lo
que puede deberse a que la mayoría de
los pobladores practican la agricultura.
Aún con lo descrito, durante los años de
trabajo de campo hemos documentado
que se siguen perdiendo jaguares y otros
felinos dentro y fuera de la reserva, co-
mo consecuencia de las interacciones
que estas especies suelen tener con las
poblaciones humanas.
La REBISO es un ANP en donde el jaguar
y las otras cuatro especies de felinos regis-
tradas en Chiapas –leoncillo o jaguarundi
(Puma yagouaroundi), ocelote (Leopardus
pardalis), puma (Puma concolor) y tigrillo
(Leopardus wiedii)– aún persisten y aunque
el panorama vislumbra un pequeño rayo de
luz de esperanza, no debemos bajar la guar-
dia, ya que otras especies que antaño com-
partían el territorio con el jaguar en El Ocote
han dejado sólo la estela de su recuerdo en
los pobladores de más edad, recuerdos que
muy probablemente son el último vestigio
que las acciones de los cazadores y las ce-
nizas de los incendios forestales han dejado.
Es importante decir que durante todos
estos años de andanzas en la selva no se
HERVIN BARRIOS
En la reserva se encuentran importantes y extensas porciones de selva fundamentales para proteger una de las poblaciones de jaguar
que se distribuye en México