Revista Espacio Freak E.F.: la revista [Numero 01] | Page 30
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FANFIC
Autora: Evangelina Lima Martínez (Renzoki_Jaganshi)
Nota de la autora: Este texto es un fanfic que recientemente publiqué en la página Fanfiction.net, en la cual tengo una cuenta activa desde hace varios años. El fanfic, para quien desconozca la palabra, es un cuento, novela, poema o minificción basado en una historia y personajes ya existentes. En este caso, el protagonista es un Pokemon sin especificar, de la serie de televisión, cómic japonés y videojuegos homónimos. He aquí el enlace original, por si alguien gusta dejarme un comentario: http://www.fanfiction.net/s/9106778/1/Angustia
ANGUSTIA
Aún recuerdo el día en el cual mi vida se retorció completamente. Creo que si pudiera retroceder el tiempo y arreglar las cosas, no serviría de nada, pues de todos modos habría acabado en dónde estoy ahora. Para empezar, mi madre estaba muy enferma. La familia había ido a conseguir comida para que ella mejorara, y yo quedé a cargo de cuidarla. La fiebre la consumía. Jadeaba y sudaba mucho. Yo no podía hacer nada más que ir a cortar hojas, mojarlas en un charco de agua que se había formado por la lluvia del día anterior, y ponerlas en su frente. A ratos entreabría los ojos y me sonreía, tal vez enternecida por los cuidados que le daba; pero la fiebre no se iba. Y mi familia no llegaba. Pasó el mediodía, y llegó el atardecer. Mi madre comenzó a delirar... al parecer se daba cuenta de que no había nadie más en la madriguera. Me pedía una y otra vez que fuera a buscarlos, que los trajera de vuelta por que quería estar con todos nosotros. Yo le contestaba que no podía dejarla sola, pero ante su insistencia, tuve que salir. La noche ya había caído, de no ser por la débil luz de la luna no habría podido ver ni mi propia nariz. Caminé durante un par de horas, llamándolos a todo pulmón. Trepé a algunos árboles para ver mejor el terreno, pero no sirvió de nada. Busqué entre los arbustos, pregunté a todo el que me encontraba si los había visto, pero no di con ellos. Me senté a descansar y a pensar. Posiblemente ya hubieran regresado al nido. De pronto me di cuenta de que no reconocía el lugar en donde me encontraba y de que no había nadie cerca a quien pudiera pedirle direcciones. Noté también que ya no había tantos árboles y que, a lo lejos, podía ver una luz extraña. Inocentemente, creí que si me acercaba a esa luz encontraría a quién pudiera ayudarme. Fue el peor error que he cometido y jamás dejaré de lamentarlo. Cuando me encontraba a unos metros de distancia, escuché una voz. No entendía lo que decía y por ello debí alejarme. Correr en dirección opuesta y perderme más en el bosque, no obstante fui tan tonto como para dejar que la curiosidad me llevara directo hacia la voz, y por ello me capturaron. Fue rápido. Antes de que pudiera ver de quien era esa voz, escuché un ruido a mis espaldas y voltee, sobresaltado. Pregunté “¿Quién eres?”, segundos después sentí un golpe y después solo vi oscuridad. No sé cuánto tiempo pasé encerrado ahí, pero era un lugar estrecho, opresivo, con una superficie redondeada. Me encontraba medio dormido y trataba de estirarme, pero era inútil, siempre topaba con algo. A ratos sentía un brusco bamboleo que me aturdía. Y escuchaba la misma voz que me atrajo a la luz. A veces gritaba, otras tantas hablaba tan bajo que casi parecía un zumbido. Curiosamente, a pesar del malestar que experimentaba, no recordaba bien qué era lo que estaba haciendo antes de acabar ahí. Me sentía amodorrado y ni siquiera me di cuenta de cómo salí de ahí.