Revista EntreClases Nº 6. Mayo 2020 | Page 9

 

Nos encontramos ante una gran crisis mundial, prioritariamente sanitaria y económica, que nos ha pillado completamente de imprevisto. Estamos viviendo en unas condiciones que nunca antes nos hubiésemos imaginado, con restricciones de confinamiento que limitan hechos tan esenciales como ir a la compra.


Es indiscutible afirmar que el ser humano es egoísta por naturaleza, tendiendo siempre a un beneficio individual. Al hablar de situaciones de pánico, este hecho se incrementa. Quizás es aquí cuando podemos hacer mención al famoso Kant, que al hablar de la Ilustración afirmaba que vivimos en una “minoría de edad” permanente, acatando opiniones ajenas como si fueran nuestros propios ideales. Para ilustrar esta idea, podemos poner como ejemplo el arrase masivo que se produjo en los supermercados al inicio de la epidemia, y podemos preguntarnos si realmente era necesario a pesar de que los que nos rodean nos digan que sí. Pensando de esta manera, podríamos llegar a la conclusión de que no tenemos por qué vivir en una competición, pues de habernos comportado de manera racional y sin ansia de adquisición, no habría habido problemas de abastecimiento.

 

Kant hacía referencia al progreso y al avance del ser humano, que le guiaba a una “mayoría de edad” al hacer uso de su propia razón. Se nos ha pedido paciencia, responsabilidad y empatía por aquellos que están sufriendo los efectos de esta crisis en primera persona, aun así, todos podríamos mencionar ejemplos de quienes aprovechan las actividades esenciales que se nos han permitido hacer para tomarse sus propias libertades. Es ahí cuando podemos distinguir si realmente estamos en esa mayoría o minoría de edad de la que Kant hablaba, pues al contrario de seguir esas conductas que nos son más cómodas y beneficiosas para nosotros mismos, hemos de usar nuestra propia razón y pensar si realmente es eso lo que nuestro propio entendimiento cataloga como correcto. No aproveches que puedes sacar al perro para dar paseos con él de dos kilómetros, o no vayas todos los días a la compra con la escusa de un capricho nuevo, si sabes que eso no es lo correcto.

 

En la sociedad actual, y tras muchos avances logrados, especialmente tecnológicos, las personas a cargo de estos nos hacen creer que somos superiores a cualquier adversidad y capaces de vencer todos los problemas por grandes que sean. Tras esta grave situación, podemos comprobar como algo tan diminuto como un virus, puede paralizar un mundo entero tan idealizado por dichos hallazgos. Entonces, a pesar de usar nuestra razón para saber cómo actuar, también debemos que usarla para preguntarnos qué debemos creer. No todo lo que se escucha en las noticias tiene por qué ser verdad si nosotros no lo hemos comprobado, y es un hecho que nuestra sociedad no está en su máximo desarrollo, por lo tanto, esto nos ha de impulsar para aportar de diferentes maneras nuestros propios granitos de arena para movilizar este gran progreso y evitar futuras adversidades.

 

Ahora bien,  ¿Sigues pensando que has alcanzado esa mayoría de edad?

Laura Granda, alumna de filosofía de Víctor Bermúdez

Kant y la crisis mundial