No obstante, está teoría tiene puntos flacos. Uno de ellos es explicar el camino que debió seguir el ARN para convertirse en ADN, ya que hubieran sido imprescindibles enzimas presentes en los organismos primigenios que operaran el cambió de uno a otro. Además, habría que tener en cuenta también el origen del propio ARN. Puesto que sintetizar un único nucleótido es muy complicado y parece casi improbable que se forme una molécula de ARN
Se han tenido que plantear otras hipótesis para solucionar este gran problema: la falta de las bases para construir el ARN en la Tierra primitiva. Algunos estudios proponen que los nucleótidos pudieran haberse originado a través de los meteoritos que impactaron con frecuencia contra la superficie terrestre en aquella época. Otros se esforzaron más aún para entender el sistema interno de las chimeneas hidrotermales. Las corrientes que se daban en ellas podrían haber actuado como alcahuetas para que los nucleótidos que se pudieran haber formado en compartimentos separados, se encontraran.
Como no podría ser de otra manera, aunque está hipótesis está bastante arraigada, en la ciencia siempre hay algún que otro plot twist. En esta ocasión, recientes estudios sugieren que los antepasados más antiguos de nuestras células podrían haber contenido tanto ADN como ARN, a partes iguales. Por un lado, han encontrado un compuesto, llamado tio-uridina, que podría haber sido el precursor para componer tanto al ARN como al ADN. Es más, podría haber estado presente antes de que hubiera vida alguna en la Tierra, por lo que sería una solución plausible al problema de la abiogénesis. Por otra parte, han conseguido crear quimeras de ARN-ADN en el laboratorio. Así, han probado que existe la posibilidad de que las primeras etapas en el desarrollo de la vida terrestre se basaran en moléculas que fueran una fusión heterogénea de ambas, y que, más tarde, se sintetizan moléculas puras de ADN o de ARN a partir de ellas. De esta forma, no habría que seguir la línea de investigación que sugiere la hipótesis del ARN tan estrictamente.
Es importante remarcar que esto se trata de una hipótesis únicamente, ni siquiera los expertos evolutivos o bioquímicos podrían darnos una respuesta certera, pero sin ninguna duda cada vez estamos más cerca de alcanzar una respuesta.
Ángel González, alumno de Biología de 2º bachillerato de 2º de bachillerato del profesor Emilio Fernández