Revista EntreClases Nº 6. Mayo 2020 | Page 29

Según los especialistas, un niño de 2 años puede hacer hasta 500 preguntas por día. El ser humano es un ser curioso por naturaleza. Durante siglos, una de las mayores inquietudes que ha tenido el ser humano ha sido resolver el enigma de nuestro origen. Muchos investigadores han trabajado exhaustivamente para dar con la respuesta. Y aunque siga siendo un quebradero de cabeza, hace unos años se puso el foco sobre el ARN para que nos revelara de dónde venimos. Tanto es así, que existe una hipótesis sobre el origen de la vida, denominada Mundo del ARN o Teoría del UNO, donde la pieza fundamental es el ARN.

Para poder entender esta hipótesis nos tenemos que poner en contexto y saber el lugar donde se dio la vida. Si consultáis con vuestro cerebro como si de un catálogo de ropa se tratase, probablemente recordéis que en el colegio nos contaban que existió una especie de sopa primitiva donde se formaron por primera vez las moléculas responsables de la vida, las moléculas orgánicas. Está idea surgió tras el experimento realizado por Stanley Miller y Harold Clayton cómo comprobación la teoría de Oparin y Haldane. Teoría denominada abiogénesis, la cual afirmaba que en las condiciones en las que se encontraba la Tierra primitiva, se podían originar compuestos orgánicos a partir de inorgánicos.

El mundo del ARN: ¿el origen de la vida?

Actualmente, esa idea de la sopa primitiva ha perdido algunos partidarios debido a que han surgido otras teorías alternativas. Las chimeneas hidrotermales son uno de los principales candidatos para ser los primeros ambientes habitables. La combinación del dióxido de carbono presente en el agua y el hidrógeno gaseoso podría haber generado esas moléculas orgánicas y la energía necesarias para la vida. Debido a la estructura internas de estas chimeneas favorece la concentración de cualquier molécula orgánica que se pudiera producir, por lo que procuran un lugar ideal para ubicar el escenario del origen de la vida.