Revista EntreClases Mayo 2019 | Page 21

las vueltas que dio para intentar regresar adonde dejó de ser,

las noches que perdió por tintarse la cara intentando resucitar a los muertos.

Mis ansias de comerme el mundo podrían haberla vomitado,

pero de repente solo, tos.

No creo que lo entiendan.

De hecho esa misma confusión me hace huir de mis caminos

y es que he intentado correr pero lo único que trae consigo

el movimiento son rozaduras

que una vez cicatrizadas

tatúan la palabra culpa.

Es lo que pasa

cuando te rodeas de la burbuja

que engloba a los peces de estanque;

pasa que tiendes a acabar pensando

que no eres más que uno de ellos.

Es difícil que lo entiendan.

Llevo meses persiguiendo sin cautela

las huellas que dejaba cuando sabía adonde me dirigía

y es que ahora solo dan vueltas en círculo,

y la velocidad me incita a acelerar

y es que en cada circunscripción, cuando me creo más cerca,

no hago sino derrapar,

y cada vez me roza más el suelo la barbilla

y entonces grito

berreo

pataleo la tierra que ha osado ponerse en mi camino

la muerdo, arrojo puñados

me arrastro tratando de volver a coger la carrerilla suficiente para volar.

Solo era cuestión de levantar un poco y hacer mi papel.

¿Es que no lo entienden?

Tos.