Revista EntreClases Febrero 2018 | Page 66

Decidí coger un avión hasta esa ciudad. Pensé que allí podría encontrar respuestas a todo lo que pasó.

Fui al aeropuerto de Londres y cogí un vuelo directo a Kassel. En el momento de embarcar, Tamara comenzó a llorar, y de nuevo sonó ese repetitivo sonido de campana. Todo se volvió a parar. No comprendía lo que estaba sucediendo.

Me volví sobre mí misma y volví a ver a los mismo hombres vestidos de negro. Decidí esconderme. Al estar a salvo, el tiempo volvió a correr. Los tres hombres desconcertados, me empezaron a buscar, pero no lo consiguieron. Subí al avión y en cuatro horas estaba en Kassel frente a una casa de apariencia irreal. Llamé a la puerta y un hombre de unos cincuenta años, ojos tristes y azules y un rubio pelo peinado hacia atrás, abrió la puerta. Me miró y dijo: “Te está esperando”.

Entré dentro de la casa, parecía la sombra de lo que un día fue una gran casa, lujosa y de buena familia. Me pidió que le relatara todo lo ocurrido. Y así lo hice. No me dejé ningún detalle. Al terminar, volvió a mirarme con una mirada que me resultaba familiar. Era la misma que la de Dana Weinmann. Le pregunté su nombre y terminó contándome una historia, que bien podría ser de un libro:

“Mi nombre es Gilbert Schäfer. Soy el padre de Dana. Mi hija conoció a Dustin, hace diez años. Se casaron hace menos de tres, y como puede comprobar, tuvieron hace poco tiempo una hija, Tamara. Al contraer mi hija matrimonio con Dustin, accedió a correr ciertos riesgos.

El señor Weinmann provenía de una familia, que como bien has podido comprobar, puede controlar el tiempo a su antojo. El día en el que, la mansión explotó, mi nieta hizo parar el tiempo para que su madre pudiera darle esta dirección, para estar a salvo. Este don es conocido por pocas personas, pero las que saben de su existencia, lo desean a toda costa, para su beneficio propio. Los hombres que viste en la casa y en el aeropuerto, no son más que secuaces que tienen como fin capturar a mi nieta.

La familia Weinmann fue destruida casi en su totalidad, en la Primera Guerra Mundial, debido a que, el ejército alemán quiso que los Weinmann les ayudaran a ganar la guerra. Si podían controlar el tiempo, podrían ganar la guerra, sin ningún muerto en su bando. Como es previsible, se negaron. El ejército los capturó e intentó controlarlos mediante experimentos. Pero solo consiguieron matar a los padres y hermanos de Dustin.