REVISTA ENFOQUE DEL CAFÉ EDICIÓN Enfoque del Café Edición 43 | Page 51

Cuando estaba muy joven, leí alguna vez una columna donde el que escribía, a propósito de un libro de vampiros, decía que en Colombia se tenía que escribir sobre las costumbres y el fenómeno de la violencia que tantas víctimas dejaba en el país, y escribió textualmente: “esas pendejadas sobre vampiros no sirven”. He de confesar que esa nota me amargó la vida durante mucho tiempo y rompí las 97 hojas que había escrito en la máquina Olivetti. Mi historia hablaba de un vampiro que rondaba al municipio de Dosquebradas, y que fue inspirada en una fra- se del padre de un amigo, quien una tarde le dijo: —Cuidado por la noche, que los Úpiros se están llevando a los niños. La escribí en un frenesí total, con pasión. Los personajes me habla- ban y exigían aparecer en los capítulos