Revista Elturf.com Edición 103 | Page 25

GRAN PREMIO LATINOAMERICANO montaña como espectacular telón de fon- do, rodeado de localidades como Principal y San Vicente, donde el pan amasado todavía se calienta en hornos de barro cada día. Un marco que se lo quisiera cualquier vista ávi- da de naturaleza y tranquilidad. Ahí tiene su casa el destacado preparador. Todo condimentado con el canto de pá- jaros matinal y la constelación de estrellas nocturnas, con un frío por momentos in- soportable en la noche, que contrasta con el calor del día. Los caballos también gozan de ese privilegio y vaya uno a saber cuánto de esa paz se traspasa a sus organismos a la hora de competir. El campo es de verdad apoteósico. “Tengo muy claro que las vacaciones son le- gales y obligatorias, pero es que yo vivo todo el año en un paraíso, entonces como que ni me preocupa ese tema, la verdad. Vivir en Pirque es soñado, un paraíso como les digo, en donde uno se levanta muy temprano por la mañana pensando únicamente en trabajar en busca de los resultados esperados, ya que la responsabilidad que tenemos a cargo es muy grande. Ya habrá tiempo para salir a pasear”, nos dice. “YO ELEGÍ A MEMO ENTRE VA- RIOS HIJOS DE MOCITO GUAPO SUELTOS EN EL POTRERO” La historia del gran defensor del Panter, irreemplazable para Guillermo Aguirre de acuerdo a su propio relato a El Turf.com, comenzó de manera anecdótica. Debido a la castración de otro pupilo, aprobada a regañadientes por Teresa Solari, la criadora le dio a elegir entre una decena de potrillos de un año, con la amenaza que le pondría Memo y lo castraría para que supiera lo que se sentía y todo el mundo supiera que Memo era castrado. El día de la elección, Aguirre le dijo “me quedo con ese”, sin sa- ber los nombres de cada promesa. Lo cierto es que Francisco Cortés y su espo- sa no podían creer que el preparador eligie- ra justo al que llevaba su apelativo. La his- toria completa la relata el latin-winner aquí: “Todo partió cuando les pedí que castra- ran a Mocito Cototo, lo que no les gustó mucho. Entonces les dije que se lo llevaran al campo porque no lo podía preparar así. Pasaron unos días y la Tere me dijo que lo hiciera, pero que algún día le pondría Memo a un caballo y lo castraría para que todo el medio se enterara. Al tiempo me invitó al campo para elegir un nuevo pupilo entre seis potrillos que andaban sueltos en el po- trero, todos hijos de Mocito Guapo, y sin que supiera sus nombres previamente, elegí a Memo, un animal súper inteligente y dócil, además de gran comedor después. Se lo en- tregué a Daniel Lozano para que lo cuidara y lo primero que le dije fue que por ningún motivo lo castráramos y se preocupó de manera especial por los testículos. Recuerdo que él lo caminaba tres vueltas. Posterior- mente a su gran campaña, Memo terminó siendo un gran potro. Imagínense cómo ha- bría sido todo de distinto si la amenaza de la Tere se concretaba”. ET MARZO 21, 2019 | REVISTA ELTURF.COM / 23