EL ÁNGEL DE LA FE
La FE no es la creencia irracional sino la secreta confianza, más allá de las apariencias y de las
limitaciones del ego.
La falta de Fe es como una especie de ceguera para con el mundo espiritual porque la Fe es
la visión del alma. Al pertenecer a otro nivel de realidad que también engloba la nuestra, la FE todo lo puede.
“La Fe descansa en la providencia, mientras que la duda se apoya en la ignorancia, en el temor.”
Cuando invocamos al Ángel de la Fe nos sentimos bien plantados, enfrentando las limitaciones que tenemos dentro de nosotros y alrededor nuestro, y una vez que hemos reestructurado
nuestra Fe y nuestro idealismo, entonces podemos empezar a concretar nuestra espiritualidad,
recién hallada, traduciéndola en acción.
Nos da capacidad de compartir lo que tenemos y seguir siendo lo que somos. Puede llevarnos simultáneamente no sólo hacia la superior comunión que tal vez busquemos, sino también
hacia la solidez y la estabilidad de las relaciones que son capaces de resistir y reconstruirse a pesar de las fluctuaciones internas y externas de nuestras vidas cotidianas.
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