Esta nota es nuestro homenaje a un luchador, que se dio de “corazón” a la medicina y a sus
pacientes. Que nos enseñó mucho sobre ética, decencia y sano nacionalismo. Un argentino, que
amó a su país y que se brindó de manos llenas a la tarea docente y otras. Pero los intereses y la
desidia del gobierno y entidades, lo vencieron y generaron las condiciones para su final trágico.
Aun así, nuestro mayor respeto y admiración al Dr. Favaloro.
René Favaloro nació el 12 de julio de 1923 en La Plata, en el seno de
una familia humilde, de padre ebanista (persona que fabrica muebles) y madre modista. Tras realizar su educación inicial en una escuela de barrio, donde, con pocos recursos se fomentaba el aprendizaje a través de la participación, el deber y la disciplina. Después de la escuela pasaba las tardes en el
taller de carpintería de su padre ebanista, quien le enseñó los secretos del
oficio. En los veranos se transformaba en un obrero más. Gracias a sus padres aprendió a valorar el trabajo y el esfuerzo.
Entró en 1936 al "Colegio Nacional" con la firme
convicción de ser médico. Terminada la secundaria, René Favaloro ingresó
en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata y
tiempo después comenzó a concurrir al Hospital Policlínico, uno de los centros médicos más importantes de la región. En este hospital, tomó contacto
por primera vez con los pacientes. Nunca se limitaba a cumplir con lo requerido por el programa, ya que, por las tardes, volvía para ver la evolución de
los pacientes y conversar con ellos.
En el año 1949, orgulloso Favaloro
se recibe y ejerce como médico rural en la provincia de La Pampa,
donde trabaja durante doce años seguidos. Allí junto a su hermano,
René creo un Centro de Asistencia Médica.
Prácticamente, en el correr del tiempo se ha podido admirar la
labor de Favaloro con la ayuda de muchos profesionales, fue con colaboraciones de maestros, enfermeros, colaboradores y demás que
han logrado que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona,
redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron
un banco de sangre viviente con donantes disponibles.
Revista Elevación
“Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerars