Así que sí, la sostenibilidad ambiental en todas las esferas de la vida, desde los despachos de los mandatarios hasta nuestros hogares, no es un simple antojo efímero, sino todo lo contrario, un firme pilar en nuestra presente y futura toma de decisiones.
¿Y qué lugar mejor que la escuela para servir de ejemplo y que los estudiantes puedan adquirir y trasladar unos hábitos más sostenibles a su vida familiar? Este propósito se recoge por fin, de manera más notable, en la nueva ley educativa LOMLOE, que reconoce el desarrollo sostenible como uno de los cinco enfoques clave de la ley. Afirma la LOMLOE que el sistema educativo no puede ser ajeno a los desafíos que plantea el cambio climático, por lo que los centros docentes han de convertirse en un lugar de custodia y cuidado de nuestro medio ambiente
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