Revista El Balcón: Cuestión de género V. 4 | Page 4

EL ARTE DE SANAR LA GUERRA

Estamos de pie sobre una Colombia herida, una Colombia que aún no ha muerto. Tenemos la mirada atenta ante una época de cambios e incertidumbres y desconocemos que nuestro papel en la realidad es inmensamente grande. Sin darnos cuenta, cambiamos el aire del mundo con cada respiro que sale de nuestro cuerpo. Cada paso remarca las pisadas del pasado y construye sobre ellas caminos nuevos hacia lugares inciertos. Vivimos nuestro tiempo sumergidos en el escepticismo, la duda y el miedo. Y aun así hay un motivo que nos impulsa hacia lo desconocido: un motivo que mantiene viva la llama del dinamismo y la transformación.

Es en este marco en donde renace nuestra revista: El Balcón. En medio de los múltiples e inagotables esfuerzos por la reconstrucción de nuestro país. Así nos complace hacer la presentación de nuestro nuevo número, una apuesta enorme por el cambio y la búsqueda de horizontes desconocidos. Nuestra propuesta se basa en preguntarnos cómo funciona realmente el mundo en el que vivimos, en ahondar en la realidad y cuestionarnos por aquello que es cierto. Se trata de ver los rostros detrás de las historias y oír las voces del silencio.

“El arte de sanar la guerra” compila diversas opiniones, estudios, producciones creativas e historias que nos permiten volver a ver el conflicto humano que vive incandescente en las venas de nuestro país. El arte es una puerta hacia un balcón de infinitas posibilidades y es por esto por lo que aquí no hablaremos de un arte simplista: de un arte que solo representa las crudas verdades. ¿Cómo podemos volver a visitar la guerra sin hablar de la sangre y la muerte? Esa es nuestra labor. Propendemos por visibilizar rutas hacia el futuro que no borren las huellas del pasado. Queremos ser parte de esa transformación que necesitan Bogotá, Colombia y el mundo.

Para ello, creemos que no basta con leer o escribir, hay que actuar. Esta revista es un grito al vacío y una botella arrojada al mar, solo tendrá un valor real cuando aquel que la lea pueda apropiarla y ‒a partir de ella‒ ahonde y problematice su realidad. Cuando el lector le cuestione sus contenidos, niegue sus datos y corrija sus imprecisiones.

Somos un proyecto en construcción y entre más manos se sumen, más lejos llegaremos y podremos sembrar nuestros cimientos con aún mayor profundidad.

Ese es el motivo que nos impulsa.

Lo que mantendrá viva nuestra nueva llama.