problemas solo, cerrándose muchas veces a la idea de expresar sus emociones o compartir las situaciones difíciles por las que pasaba“era algo que yo tenía que hacerlo solo, ya no podía meter a nadie en ese momento”.
Así mismo, uno de los participantes menciona que la fortaleza representa una ventaja propia de los hombres, ventaja que se pierde al momento de demostrar su vulnerabilidad a los demás:“yo muchas veces lo que he hecho es tomar la posición de fuerte, y lo que dices tú, o sea, de mostrarse fuerte y no mostrar esa debilidad para no perder esa ventaja que uno tiene”, dando a entender que dicha ventaja constituye un sentimiento de preeminencia en el mundo social, que enseña a los hombres, intrínsecamente, a identificarse como superiores, pues como fue mencionado por Ying Ho (2006) la jerarquización social le permite a los hombres tener el control sobre las situaciones sociales. Del mismo modo, no llorar es un componente fundamental en los procesos de formación de la masculinidad, ya que llorar es un acto asociado a las mujeres y a la fragilidad, por lo que a los hombres se les negará la posibilidad de ejercer
dicho acto, pues no es adecuado para ellos ser sensibles (Ramírez y Alfonso, 2008).
En esta medida, desde la crianza se empiezan a limitar actos como el llanto, pues se enfatiza en la fortaleza del hombre como sujeto ajeno a las emociones, por lo cual en caso de sentirlas y/o expresarlas se cuestiona su masculinidad:
¨[...] hijo, ¿por qué lloras? si los niños fuertes no hacen eso¨. Por otro lado, se indagó acerca de las estrategias o mecanismos que los hombres utilizaban para expresarse, y se observó que ambos participantes mencionaban que en muchas ocasiones sus amigos decidían consumir alcohol en los momentos
en que querían expresar sus emociones, especialmente las negativas, pues consideraban que de esa manera era más sencillo hacerlo: ¨Para poder expresarse ellos (los amigos) necesitaban algo [...] sobre todo el alcohol. Se apoyaban mucho en el alcohol para poder expresar sus problemas, porque el alcohol quita esa barrera de decir que el hombre no se puede expresar”.
Según Palacios (2012), los jóvenes utilizan elementos como el alcohol para reducir o regular emociones negativas, ya que al retirar la barrera de timidez que poseen para hablar sobre sus sentimientos adquieren mayor confianza para expresarse. Por ende, se observa que los jóvenes son conscientes de que existe una barrera que les impide comunicar sus sentimientos, emociones, entre otros, pero que la forma más apropiada que ellos encuentran es consumiendo licor para tener una justificación de su inhibición y no perder el reconocimiento de hombre fuerte.
En conclusión, se evidencia que la fortaleza en el hombre tiene un significado central dentro de la construcción de la masculinidad, que lleva consigo la razón principal por la cual restringen sus emociones, pues la adquisición de este significado influye directamente en la manera en cómo piensan y actúan en el contexto en que se desarrollan. La adquisición de este significado tiene origen en las vivencias familiares, que van dando una base para la construcción de la masculinidad. Estas bases pueden ser reforzadas o contrastadas a través de la interacción con el resto de su entorno social, como los amigos y la pareja permitiendo la creación de significados propios.
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