Hugo Villanueva cumple 90 años el 2 de agosto y juega tenis
desde los 15. ”Nunca lo he dejado. Practiqué esquí, pero a los 80 ya
no seguí. Juego solo los fines de semana, con Lucho Cueto, Fabián
Córdova… No nos hemos bautizado como grupo; éramos como 14
y vamos quedando como 5 o 6. El 90% de las veces jugamos dobles
y hasta que pueda seguir, ahí estaré. El deporte es parte de mi vida…
Todos los días en mi casa hago gimnasia., caminata en cinta, ejercicio
de brazos, en fin”.
A su esposa nunca la sedujo el tenis, pero a sus hijos y nietos sí, lo que
le reporta mucha satisfacción. Cuenta que tras los partidos del fin de
semana, es habitual que se quede con sus partners conversando y
arreglando el mundo.
Concepción Roca empezó a jugar tenis cuando sus hijos eran
chicos y le ha llenado la vida. Este año tuvo que dejarlo de lado por
diversas razones, entre ellas “me rompí un dedo del pie”, pero espera
retomarlo en mayo. Para ella, la constancia es fundamental. “Hay días
mejores que otros. No se trata de dejarlo porque no salió bien un
partido. Hay que perseverar. El tenis me podrá dejar a mí, pero no al
revés”.
Y quien espera el pase médico para volver pronto a las canchas es
Hilda Garrido , quien el 10 de mayo cumple 92 años. “Me torcí una
pierna el año pasado; me hice un esguince en la rodilla, y no jugando
tenis precisamente, sino después del partido, entrando a mi casa. Fue
un año duro, pero ya estoy bien. Me encantaría volver, es mi vicio, al
igual que el baile, pero el médico se resiste. Dice que no me quiere
en silla de ruedas y mis hijos opinan lo mismo. El problema es que
no me creo la edad que tengo; ya no soy competitiva como antes, no
corro, lo hago tranquila. Empecé a los 30, gané muchas competencias
internacionales, y a los 85 todavía estaba jugando periódicamente
en el estadio. Añoro volver… Veo a mi hija y mi nieto, de 16 años –
campeón nacional- y me lleno de orgullo”.
JAIME SÁNCHEZ
& JESÚS FLORIAN
HUGO VILLANUEVA
Emilio Saray es abogado, tiene 81 años, desde hace 53 es socio del
estadio y cuenta que juega tenis desde los 8. Actualmente lo hace
“con los amigos que me soportan y los días en que puedo”, recalca con
humor este amante del golf y la cacería, quien en las dependencias
de Nevería se suma también al dominó “con otro grupo de amigos
que ya casi no me soportan”.
Ya más serio, puntualiza que “el tenis, como los otros deportes que
he practicado, me han enseñado a comprender que los mejores
resultados se consiguen cuando compartes responsabilidades y que,
mientras mayor es la dificultad, mayor es la gloria”. Y aprovecha la
ocasión para darle un consejo a los jóvenes: “Practiquen este deporte
con alegría, responsabilidad y respeto por sus eventuales rivales”.
Jaime Sánchez hace poco cumplió 82 años y sigue trabajando
como ingeniero comercial en Sande S.A, donde su hoja de vida laboral
acusa 44 años. En 1966 partió en el tenis, aunque era un deporte que
le atraía desde niño. “Peter Pavecic, un excelente profesor del estadio,
empezó a hacerle clases a mis hijos. Le pedí que me enseñara, pero
me dijo que a los viejos no le hacía clases, y no me quedó otra que
ser autodidacta”, cuenta. “Trato de venir martes y jueves, porque
los fines de semana me voy a Santo Domingo. Pero no paro.
El tenis tendrá que dejarme, porque no tengo la intención
de abandonarlo. Es una muy buena escuela de vida. Es
un deporte que educa, porque da la posibilidad de
manejarse un poco solo; uno tiene que resolver los
problemas, como muchas veces en la vida. Ahora ya
uno juega dobles, porque corremos menos”, dice, y
agradece a este deporte el tener una muy buena
relación con su hijo mayor. “Jugamos varios años
juntos. Él era muy bueno y yo regularcito para malo.
Nunca me criticó y ese compañerismo perduró”,
puntualiza este jugador, amante de la historia de
España, quien tiene 4 hijos y 12 nietos, dos de los
cuales siguieron sus pasos.
Estos diez tenistas demuestran que 80 años no es nada,
cuando existe pasión por lo que se hace y conciencia de
una mejor calidad de vida. ¡A seguir el ejemplo entonces!
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