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El jefe del Laboratorio de Cognición y Desarrollo de esa entidad universitaria indicó que se trata de un trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por alteraciones en la comunicación e interacción social en diversos contextos, el cual padece alrededor del uno por ciento de la población mundial.
mencionó que se presenta más en hombres que en mujeres y la sintomatología principal son deficiencias en la reciprocidad socioemocional y en las conductas comunicativas no verbales, además de una dificultad de inicio en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones personales.
Desde nuestra experiencia de 35 años hemos encontrado que, por su condición orgánica, no necesariamente todos requieren manejo farmacológico, pero es importante discriminar en qué casos es necesario que los especialistas médicos mantengan y revisen permanentemente sus prescripciones.
“Básicamente trabajamos aspectos de funcionalización motora, sensorial, cognoscitiva, comunicativa y socializante. Para ello hemos desarrollado un sistema que hace factible analizar todos los aspectos psicológicos que permitan al niño construir recursos que lo pongan en condiciones de socializar y comunicarse, aunque en ese momento no haya lenguaje verbal, pues éste se puede adquirir posteriormente si las cuestiones neurológicas lo permiten”, subrayó. Buscamos las condiciones para que desarrolle un aprendizaje eficiente de contenidos académicos, porque si bien el autismo no es curable, tampoco es una enfermedad, sino una condición que genera una serie de aspectos que impactan la actividad cognoscitiva, y muchos de esos aspectos pueden solucionarse en distinta medida.
se debe procurar que los niños con autismo tengan acceso a un proceso educativo regular. “El tratamiento más eficiente es aceptar que se pueden incluir en grupos de trabajo regular; cuando se adaptan a un entorno, les resulta relevante la actividad de aprendizaje, no molestan ni obstaculizan a nadie”.