ESTAMPAS DE MI VIEJO SAN JUAN
José Fefo Pérez
Desde este balcón del segundo piso
puedo ver en detalle la bahía de San Juan.
Majestuosos barcos blancos dan proa a la ciudad
mientras en la obscuridad dormitan las goletas.
El tropel de viajeros en los andenes del puerto,
hasta mis oídos llega el son de voces ajenas,
Babilónica escena, diversidad de razas,
dicotomías de culturas de tierras fuereña.
La admiración de todos dibujada en sus rostros
dejando patente con sus sonrisas sinónimos
de aprobación, porque todo lo que somos les gusta
amurallada San Juan capital de Borinquén.
Los reflejos de las luces del puerto de la Marina
suben serpenteantes por la calle adoquinada,
muriendo justamente frente a esta casona
que sirve de bar a contertulios y bohemios.
Las lúgubres goletas danzan apiñadas,
atadas a juntas de una a dos a las cornamusas,
esperando la aurora para zarpar a otros puertos
llenas de mercaderías y herramientas de labranza.
Atestada la Dársena de turistas curiosos
buscando en las mesas algún suvenir,
un sinfín de magnificas manos de artesanos
boricuas que prestan sus talentosas manos.
.
Frente al muelle el vetusto edificio Ochoa
donde artistas del patio y del extranjero
plasmaron sus voces en el viejo acetato
olvidado hoy por la nueva era digital.
Las lanchas que en sus rutinarios viaje
de San Juan a Cataño, Cataño , San Juan,
día y noche, llueva, truene o relampaguee
las mismas gentes, los mismos sueños.
La placita del frente portuario, damas, política,
dominó, coloquios del trajín del día, historias.
Los observadores de las beldades que se pasean
en la fresca pasarela del viejo San Juan.
Calesas con grandes y hermosos corceles,
discurrir de turistas por el Bulevar del Valle ,
Al pie de la cima La Perla que vive tranquila
entre altas murallas y un mar que abate .
Así es mi viejo San Juan, ciudad adoquinada,
ciudad amurallada en la cuenca del Caribe.
A la que aprendí a querer desde que naci,
a si es la capital, asi es mi viejo San Juan.