REVISTA DIRECCIÓN DE PROYECTOS PMI PANAMÁ ABRIL 2017 | Page 26

Usted puede aumentar su inteligencia emocional

La comunicación entre los cerebros emocionales y racionales es el origen físico de la inteligencia emocional. La vía para la inteligencia emocional comienza en el cerebro, en la médula espinal. Sus sentidos primarios entran aquí y deben viajar a la parte frontal de su cerebro antes de poder pensar racionalmente acerca de su experiencia. Sin embargo, primero viajan a través del sistema límbico, el lugar donde se generan las emociones. Así pues, tenemos una reacción emocional a los acontecimientos antes de que nuestra mente racional sea capaz de comprometerse. La inteligencia emocional requiere una comunicación efectiva entre los centros racionales y emocionales del cerebro.

El desarrollo y uso adecuado de estas habilidades depende fuertemente del desarrollo de la “inteligencia emocional”. Por años, se ha debatido si los líderes nacen o se hacen. De igual forma sucede con la inteligencia emocional. ¿Las personas nacen con ciertos niveles de empatía, o los adquieren como resultado de experiencias de la vida?. La respuesta es: ambas cosas. La investigación científica sugiere en forma muy fuente que existe un componente genético en la inteligencia emocional. Las investigaciones psicológicas y el desarrollo demuestran que su fomento y aprendizaje cumple también un papel, es decir que la inteligencia emocional puede aprenderse.

Una cosa segura es que la inteligencia emocional se incrementa con la edad. Hay una palabra para este fenómeno: madurez. Pero incluso en la madurez algunas personas necesitan entrenamiento para poder incrementar su inteligencia emocional. Desafortunadamente, gran cantidad de programas de entrenamiento que pretenden construir habilidades de liderazgo, incluyendo inteligencia emocional, son una pérdida de tiempo y dinero. El problema es muy sencillo: se enfocan en el área equivocada del cerebro.

Como lo mencionaba Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional”, para incrementar la misma las organizaciones deben enfocar su entrenamiento de manera que incluyan el sistema límbico. Deben ayudar a que las personas rompan con viejos hábitos de comportamiento y desarrollen nuevos hábitos. Esto no sólo requiere mucho más tiempo de entrenamiento que los programas convencionales, sino que además implica un enfoque individualizado.

La plasticidad es el término que usan los neurólogos para describir la capacidad del cerebro para cambiar. A medida que una persona descubre y practica nuevas habilidades de inteligencia emocional, los miles de millones de neuronas que bordean el camino entre los centros racionales y emocionales del cerebro se abren en pequeños brazos (como un árbol) para llegar a las otras células. Una sola célula puede tener 15.000 conexiones con sus vecinos. En la medida que el cerebro se encuentra practicando repetidamente nuevos comportamientos emocionalmente inteligentes, construye las vías necesarias para convertirlas en hábitos. En poco tiempo, la persona comienza respondiendo a sus alrededores con la inteligencia emocional, sin siquiera tener que pensar en ello. Y al igual que su cerebro refuerza el uso de nuevas conductas, las conexiones viejas, comportamientos destructivos, se mueren a medida que se aprende a limitar el uso de ellos.

24