REVISTA DIRECCIÓN DE PROYECTOS DICIEMBRE 2017 | Page 22

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Tres años atrás, después de haber gerenciado proyectos en el área de tecnología por casi 25 años, me fue presentada una propuesta interesante: gestionar un programa de investigación en el área de oceanografía y estudios marinos. En el proceso de incorporación a la nueva organización, dejé claro que mi experiencia profesional en el área de proyectos era lo que me permitía aceptar este nuevo reto, pues mi conocimiento de esta área específica era prácticamente nulo. Los ejecutivos de la organización no solo aceptaron este supuesto, sino que claramente expresaron que esta era la razón por la cual contrataban mis servicios.

Esta experiencia, que sucedió casi al mismo tiempo que el PMI lanzaba su modelo de competencias basado en el “triángulo del talento”, me llevó a analizar tanto personal como profesionalmente cuáles eran aquellas razones que nos hacen a los gerentes de proyecto unos profesionales con alto grado de adaptabilidad.

Fue posible hallar una explicación clara en el tipo de habilidades necesarias para ser un gerente de proyectos. Recordemos primero que “el término habilidad proviene del latín, y hace referencia a la aptitud para desarrollar alguna tarea con idoneidad o efectividad. Gracias a la destreza (innata o adquirida), una persona hábil es capaz de realizar correctamente alguna acción productiva en algún sentido.”

La habilidad fundamental de los profesionales en la gerencia de proyectos es su capacidad de liderazgo. Es imposible concebir un proyecto sin un equipo de trabajo e, independiente del área de conocimiento en el cuál se desarrolle el mismo, la habilidad de llevar el equipo a lograr los objetivos del proyecto es una muestra de liderazgo. En la medida que he desarrollado mi carrera profesional, he encontrado que cada proyecto requiere un estilo diferente de liderazgo y los gerentes somos capaces de usar las mejores prácticas de liderazgo sin importar la escuela o la teoría utilizada.

El segundo elemento importante es la habilidad de comunicarnos. Es una habilidad que las organizaciones aprecian, pues crea confianza y seguridad en nuestra capacidad de llevar la información correcta a los interesados correctos en el momento correcto. No es fácil encontrar otras profesionales donde una sola persona, en un rol específico, deba interactuar de manera multidisciplinaria para asegurar el flujo adecuado de la comunicación.

El tercer elemento que sobresale en nuestras habilidades y que puede ser aplicado en cualquier entorno de negocio es la orientación al logro. Dado que, por definición, el proyecto existe con la única misión de entregar un producto, servicio o resultado único, sin importar la complejidad, los riesgos, o el entorno organizacional, nuestro norte es la consecución de los objetivos del proyecto. Muy pocas actividades dentro de nuestra experiencia carecen de valor pues estamos entrenados para usar nuestro mejor esfuerzo para llegar a la meta final.

Estas tres habilidades, más algunas otras que pueden variar de persona en persona, nos permiten a los gerentes de proyecto surgir como valiosos miembros de equipos de trabajo en múltiples industrias, usando diferentes metodologías, trabajando desde el lado del cliente o del proveedor, o simplemente ejerciendo la capacidad de hacer nuestro trabajo más variado, generando mayor satisfacción e interés de seguir adelante.

En conclusión, cuando se nos presenta el reto de gerenciar un proyecto en un área diferente a aquella en la cual hemos desarrollado nuestra carrera profesional o en la cual nos sentimos más cómodos, debemos confiar en nuestras habilidades innatas y adquiridas y hacer de nuestra aventura en el mundo de los proyectos una de la cual nos podamos sentir orgullosos y plenos.

La gerencia de proyectos y sus habilidades transferibles

Iván Daniel Rincón, PMP®