Revista digital "La voz de Alconétar" | Page 71

71 L A V O Z D E A L C O N É T A R
El hambre física , más que el hambre por el oro , el no tener nada para comer es una situación adecuada para suscitar reflexiones sobre la equidad . En El circo ( The Circus , 1928 ), el vagabundo Charlot huye de la policía , que le persigue por un hurto que no ha cometido , y llega hasta un circo en donde , por accidente , acabará convirtiéndose en la estrella del espectáculo . Allí conoce el maltrato que el propietario de la compañía circense descarga sobre los empleados e incluso sobre su hija . Probablemente , El circo sea el filme más divertido de toda la filmografía chapliniana , además de constituir una nueva muestra de la sabiduría cinematográfica y vital de su autor . Lo que hace verdaderamente interesante la obra no es su técnica , obsoleta incluso para su época , sino el profundo valor humanístico que contienen cada una de las historias que cuenta . La simpleza y naturalidad con la que se exponen sus argumentos , unidas a la sencillez y sinceridad con las que se plantean las emociones y motivaciones de sus personajes , dotan a esta obra de un carácter humano universal . El guión original de Luces de la ciudad ( City Lightes , 1931 ) incluye una escena tremendamente conmovedora : el personaje de Charlot evita el suicidio de un hombre millonario al que los problemas en su matrimonio le conducen a la desesperación . Sin duda , esta es una de las enseñanzas más preciadas que la película nos deja y que es extrapolable a la vida cotidiana de cualquiera que esté pasando por problemas que percibe como irremediables . La película , que es uno de los mayores hitos de la historia del cine , nos presenta a un vagabundo que se enamora de una florista ciega que desconoce la condición social de su amado . A partir de ese momento , la solidaridad del personaje lucha por complacer los deseos de la joven hasta devolverle la vista al final de la película .