El aquelarre y Retrato de Ferdinand Guillemardet
El aqualarre El lienzo muestra un ritual de aquelarre, presidido por el Gran Cabrón, una de las formas que toma el demonio, en el centro de la composición. A su alrededor aparecen brujas ancianas y jóvenes que le dan niños con los que, según la superchería de la época, se alimentaba. En el cielo, de noche, brilla la luna y se ven animales nocturnos volando( que podrían ser murciélagos). En la serie de la que forma parte se encuentran también otros cinco cuadros de similar temática y dimensiones, que son: Vuelo de brujas( Museo del Prado), El conjuro( Museo Lázaro Galdiano), La cocina de los brujos( colección privada, México), El hechizado por la fuerza( National Gallery de Londres) y El convidado de piedra( hoy en paradero desconocido). Retrato Los colores de Francia( azul, rojo y blanco) destacan por sus vivos colores en la faja atada en su talle así como sobre la escarapela y las plumas de su sombrero bicorne colocado sobre la mesa detrás de él, en contraste con los suaves dorados de la mesa y la silla. El retratado personifica la pujanza de la República Francesa. y segura de sí misma. Ferdinand Guillemardet, retratado por Goya pleno de seguro, a imagen de la joven República que representaba. En conclusión, usa el cromatismo con gran habilidad, a base de sutiles matices y reflejos en los negros azulados dominantes en el cuadro. No se conoce el motivo que llevó a la realización de esta pintura. Es posible que Guillemardet fuera animado a ser retratado por el Pintor de Cámara del rey por los ministros Mariano Luis de Urquijo o Jovellanos, ferviente afrancesado.