>> Pelé evita a varios rivales y deja a Ernani a media salida con un disparo cruzado que aumenta la ventaja del equipo santista en el marcador.
El ritmo pausado que caracterizaba el juego de ambos equipos en aquella época no impedía disfrutar de la exquisitez y la belleza de algunos detalles que reflejaban la calidad de los brasileños.
El Botagofo, algo desdibujado a nivel ofensivo, trató de reaccionar sin ocasionar tanto peligro como el cuadro oponente. El tercer gol del Santos subió al marcador en el minuto 21 del segundo tiempo después de que Coutinho (que había sustituido a Alfonso) aprovechase una asistencia de Pepe.
Mario Lobo Zagallo reduce la distancia tres minutos más tarde con un lanzamiento espectacular que no logra atajar el portero. Zagallo había sido compañero de Pelé en el Mundial celebrado el año anterior, volvió a compartir vestuario con él en Chile ’62 (donde Brasil también se proclamó vencedor) y ocupó el cargo de seleccionador del mítico Brasil del 1970 que consiguió, en Méjico, su tercera Copa del Mundo con Pelé todavía de titular.
Pepe resuelve de nuevo con un potente remate para culminar la goleada del Santos, claro merecedor del trofeo y de los elogios de un público satisfecho que reconoció el talento mostrado sobre el césped de Riazor.
El galardón aún consistía en una copa a la antigua usanza que los paulistas recibieron mientras se oía una enorme ovación.
Los jugadores del Santos dieron dos vueltas al campo para saludar a la hinchada.
Pelé agradeció ante la prensa el apoyo recibido por parte de los aficionados y declaró que su rendimiento había sido el habitual a pesar del exceso de viajes. Garrincha, en cambio, admitió que no había encontrado su mejor versión durante el partido debido al agotamiento que sentía tras varios meses de competición.
En cualquier caso, 90 minutos de juego no son suficientes para apreciar todas las cualidades de aquellos maestros del balompié. El escritor uruguayo Eduardo Galeano definía así el estilo de Pelé en su obra El fútbol a sol y sombra:
“Cuando se detenía, los rivales se perdían en los laberintos que sus piernas dibujaban. Cuando saltaba, subían en el aire como si el aire fuera una escalera. Cuando ejecutaba un tiro libre, los rivales que formaban la barrera querían ponerse al revés, de cara a la meta, por no perderse el golazo.”
Pelé se despidió del fútbol con tres títulos mundiales. A lo largo de su carrera marcó aproximadamente 1.300 goles, aunque algunas de las jugadas más bellas protagonizadas por él no acabaron con el balón dentro de la portería contraria.
Con Pelé fuera de las canchas, Brasil no ganó su cuarto campeonato del mundo hasta 1994, con Mauro Silva y Bebeto como titulares indiscutibles en aquella selección que practicaba un fútbol mucho más táctico a pesar de las individualidades de varios miembros de la ‘canarinha’.
PELÉ TAMBIÉN REINÓ EN RIAZOR
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