PELÉ TAMBIÉN REINÓ EN RIAZOR
El crack brasileño aterrizó en A Coruña con 18 años para disputar
la XIV edición del trofeo Teresa Herrera
Pelé tenía nueve años la noche en que vio llorar por primera vez a su padre. Brasil acababa de perder la final de la Copa del Mundo de 1950 en el estadio de Maracaná frente a la selección de Uruguay. Aquella decepción pasó a la historia del fútbol. Pero Edson Arantes do Nascimento, aquel niño humilde nacido en Minas Gerais, prefirió mirar al futuro y dijo: “No te preocupes, papá. ¡Yo ganaré el Mundial algún día!”.
La promesa se cumplió en Suecia ’58. El adolescente que portaba el número 10 de Brasil parecía capaz de todo. Pelé jugó la final y marcó dos goles para su selección, que derrotó por 5-2 a los anfitriones. Su club, el Santos, se convirtió poco a poco en un fenómeno mediático. Y la relación de Pelé con la prensa era siempre extraordinaria.
La conducta habitual de Mané Garrincha era muy diferente. Alcohólico, rebelde y mujeriego, el rey del regate poseía una habilidad deslumbrante que le convertía en la otra gran estrella del fútbol mundial. Un malabarista del balón que brillaba dentro del campo; un calavera que se perdía entre las sombras de la noche fuera de él. Su indisciplina le apartó de la pugna por ser el mejor de la historia.
Los dos astros brasileños se midieron en Riazor el 21 de junio de 1959. XIV edición del trofeo Teresa Herrera de fútbol.
Santos y Botafogo eran los invitados a disputar el título coruñés a partido único.
La expectación trascendió las fronteras gallegas. La fiesta estaba asegurada y la gente invadió las calles aquella calurosa tarde de sol.
40.000 privilegiados asistieron en directo al evento desde las gradas del recinto herculino. El Santos alineó de inicio a Carlos; Pavan, Mourão, Getúlio; Ramiro, Zito; Dorval, Jair, Alfonso, Pepe y Pelé. La formación del Botafogo estaba compuesta por Ernani; Thome, Nilton Santos; Borges, Airton, Chicão; Garrincha, Didí, Paulinho, Waldir y Zagallo.
La exhibición técnica ofrecida por los jugadores de ambos conjuntos no estuvo exenta de acciones que acabaron en gol. Pelé protagonizó la primera; un defensor le derriba dentro del área a pocos minutos del final de la primera parte. ‘O Rei’ se disponía a chutar a portería en aquel momento, pero su compañero Pepe fue el encargado de transformar en gol el penalti señalado por el colegiado, Enrique Blanco Pérez, que había anulado un gol a Pelé por fuera de juego en los primeros compases del choque.
El segundo tanto del Santos, logrado en el minuto 15 de la segunda mitad, supuso la confirmación de que había merecido la pena desplazarse al estadio coruñés para contemplar aquel gol de un futbolista destinado a grabar su nombre en la historia de este deporte. >>
#RevistaTH