Vista de Pest
atendidos, tiendas de decoración exquisita, galerías de arte vanguardista, negocios alternativos y ecológicos de jóvenes de diferentes países y etnias...
Porque Budapest tiene visitas obligadas: la sinagoga más importante de Europa, el Museo de Bellas Artes, hacer un recorrido en barco por el Danubio … pero donde de verdad se disfruta es paseando por sus calles, disfrutando de su gastronomía( sabrosa y todavía muy barata), mezclándose con los aquincenses( habitantes de Budapest) en los supermercados, yendo a uno de sus famosísimos balnearios en la ciudad o acabando la noche en uno de sus pubs en ruina.
Habéis leído bien: Ruinbars o Romkocsma es la denominación que reciben muchos bares que se han abierto en los alrededores de la sinagoga. Aprovechando el estado de
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algunos edificios tras la II Guerra Mundial, se empezaron a abrir bares con mobiliario reciclado o decoración creativa en donde menos uno se lo espera. El más famoso de ellos es el Szimpla Kert, que fue elegido como uno de los mejores bares del mundo según la Lonely Planet. Está muy bien sobre todo si tienes menos de 35 años. Para los que ya los hemos cumplido, os propongo pasar por Mazel Tov, en Akácfa Utca, mucho más encantador y de estilo industrial.
Ahora que he vuelto, vienen a mi memoria las vistas maravillosas de Buda a un lado y Pest al otro, completamente iluminadas con una luz cálida, casi ocre, sus reflejos en el agua y esa alegría de fondo de los jóvenes que llegan hasta ese punto a reír, charlar y tomar copas en unos botellones improvisados. No es síndrome de Stendhal, pero casi. v