Sentarme en la orilla de la mar
ver volar las almas
y acariciar la sonrisa de un infante
o besar la mirada de la amada
Revolotear por surcos
y llorar por llorar
o por despedirnos
cogiéndonos el alma
Amansar la ira, la rabia
y descansar
Correr, correr
hacia la mar
Ver florecer la vida
y despedirla
en soledad
Libre,
aunque nos encadenen
Sonriente
ante el vacío...
Templanza
serena la melancolía
Javier Méndez-Vigo
Betxí, 24 de Marzo de 2020
Pequeñas Cosas