revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 29

¡Qué importante el papel de los padres y madres a la hora de ayudarles en ese procesamiento de una realidad tan adversa! Su manera de reaccionar, de acompañarles, o no, se les habrá “grabado a fuego”, y les habrá servido de “modelo a imitar”. Sus células espejo les ayudan a hacerlo y lo van guardando en lo que a mí me gusta llamar metafóricamente “la mochila educativa”; ésa en la que vamos metiendo todos los aprendizajes acumulados desde la infancia y durante toda nuestra vida y que caracterizará nuestra forma de ser, sentir, estar, percibir y comportarnos.

L

as casas en las que estamos confinados no son todas iguales… Las hay luminosas y oscuras, grandes y pequeñas, con balcón y sin él, con jardín y con plantas y sin ellos… El número de personas confinadas en cada casa también es diverso: personas solas -encantadas de estarlo o sufriéndolo-, familias con pocos o muchos hijos, con teletrabajo o afrontando el paro, con un ordenador para trabajar y para que los niños, niñas y adolescentes puedan seguir sus clases online… Situaciones muy diversas. Y ¡las personas somos únicas!: empáticas o no, confiadas o desconfiadas, pesimistas u optimistas, generosas o egoístas, expresivas o tímidas… ¡Muy diversas también!

Los contextos estresantes –y esta pandemia lo es- pueden sacar lo mejor, pero también lo peor, de nosotros. Como dice José Antonio Marina, hay personas que convierten los contextos en los que están en inteligentes y otras, en depresores. La convivencia nos pone a prueba. En las situaciones en las que nos relacionamos, de forma natural, afloran tensiones y desencuentros, surgen conflictos. Ya sabemos: cuestión de “mochilas educativas” diferentes. Por tanto, que surjan conflictos es algo natural. Donde realmente nos jugamos mucho es en la forma de abordarlos y darles respuesta.

Los conflictos tienen “mala prensa” debido a que cuando ya los vemos es cuando estallan en crisis y las emociones negativas no gestionadas se expresan con palabras, gestos y comportamientos negativos. Pero, los conflictos también admiten una mirada positiva: “oportunidad de aprender” sobre mí mismo y sobre las otras personas; una oportunidad para aprender a dar respuestas mejores, más constructivas, más inteligentes.

Todo lo aprendido, desde la infancia y desde todas nuestras vivencias, experiencias, va la mochila… y se va reforzando lo anterior o ¡LO PODEMOS CAMBIAR y MEJORAR! Ahora, ya lo sabemos: lo dicen los neurocientíficos. El cerebro humano admite cambios a lo largo de toda su vida si está sano. Podemos por tanto hacer

II. Somos, estamos y aprendemos.

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