revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 28

Y nuestros niños, niñas y adolescentes, han seguido intentando procesar lo que veían, lo que escuchaban… Ellos han ido aprendiendo: cómo reaccionar ante la adversidad, ante los miedos, cómo relacionarse y comunicarse en una situación nueva, sin poder realizar nuestras rutinas y costumbres, en una situación llena de incertidumbre. Los estilos relacionales y comunicativos, la escala de valores, las creencias, la manera de percibir e interpretar la realidad, las aprendemos principalmente en la familia, se complementan en la escuela y, en la sociedad. Y vamos llenando nuestra “mochila educativa”.

Los primeros días de “encierro” hubo un despliegue de creatividad solidaria y compartida como nunca se había visto. Era como si todo el mundo quisiera aportar su granito de arena para transformar una situación extraña, desconocida, de una gran incertidumbre, en una situación vestida de una normalidad casi estimulante. canciones que se estrenaban y otras que se actualizaban para la situación… ¡una auténtica inundación creativa y solidaria!

La empatía por los trabajadores de la Sanidad Pública creció y creció… y, revestidos de héroes -¡realmente, su actitud y actuación eran heroicas!-, se convirtieron en el elemento que nos unía a las personas mediante la creación del ritual de los aplausos a las 8 de la tarde, desde ventanas, balcones y terrazas. Los vecinos y vecinas, unidos en esos aplausos, comenzaron a conocerse más y a aportar su creatividad desde los balcones de sus casas -a modo de espontáneos escenarios- para alimentar con sus aportaciones la complicidad en las relaciones que no podían tener con cercanía física.

La solidaridad y creatividad de la gente han actuado a modo de bálsamo ante el dolor, la angustia y el miedo que producía la información diaria sobre las cifras de muertos y contagiados por el dramáticamente famoso Covid 19. Las escenas que todos los medios difundían sobre la realidad de los hospitales quitaban el sueño y acrecentaban los miedos a ese “bicho malo invisible”. Y así, hemos permanecido confinados en casa. La convivencia –esa suma de interacciones entre las personas que nos relacionamos- se ha puesto a prueba. Los estilos relacionales y comunicativos que las construyen, también.

28