revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 200

Desde el momento que empezamos a hablar se nos enseña a censurar nuestros pensamientos e ideas para adaptarnos a la situación en la que nos encontramos. En el momento en que nos adentramos en la educación secundaria, el objetivo primordial de nuestros profesores es enseñarnos a hablar y escribir de manera ‘objetiva’ para encajar entre la sociedad siendo ‘políticamente correctos’.

Hace un año tuve suerte de entrar en contacto con una realidad desconocida para mí hasta ese momento. Desde entonces he seguido con atención y cercanía lo que va sucediendo. Cuando empecé a reflexionar sobre cómo plasmar en un artículo la situación de Hong Kong en la actualidad me dispuse a hacerlo exclusivamente desde una perspectiva académica y objetiva ciñéndome, así, a lo políticamente correcto. Pero después de leer, investigar y reflexionar profundamente sobre una injusticia tal como es la privación de los derechos democráticos de unos ciudadanos supuestamente libres como son los habitantes de Hong Kong, decidí que esta realidad no se merece ser atenuada o censurada por el mero fin de mantenerse en lo políticamente correcto.

Para entender lo que ocurre en Hong Kong en la actualidad nos hemos de remontar a principios del siglo pasado, en concreto a las consecuencias que trajo el final de la Primera Guerra del Opio, que enfrentaba a los países de China y Reino Unido. Tras la victoria inglesa los dos países se dispusieron a firmar un tratado de paz conocido como el Tratado de Nankín, al cual posteriormente añadirían un tratado suplementario, el Tratado del Bogue, donde estos dos países determinarían cuál sería el futuro del pequeño territorio de Hong Kong. Acordaron que durante los próximos 99 años, la ciudad se convertiría en una colonia inglesa, y sus ciudadanos se regirían bajo su soberanía.

Paula Serisuelo Meneu

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