revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 194

‘concepción trágica de la vida’ y que se materializaba en la aceptación o la asunción del destino, de la fatalidad, de lo que es así y no tiene remedio. Esa visión asumía nuestra esencial nimiedad e insignificancia y se abría a la aceptación de lo inevitable y de lo inesperado como algo que pertenece al orden natural de las cosas y que nos deja desnudos, inhóspitos ante la caprichosa fortuna y el tornadizo azar.

Por supuesto, ahora somos modernos y queremos buscar las causas, inquerir el porqué, saber la razón y los motivos de las cosas, de ahí el desarrollo de la ciencia, el conocimiento y los avances tecnológicos; y es bueno que sea así, pero ojo, cuidado con un desmesurado afán de la mentalidad acusatoria y un desmedido crecimiento de la conciencia fiscal.

culpables. Necesitamos un chivo expiatorio, una cabeza de turco, alguien que pueda cargar con la culpa, que sea el responsable de lo ocurrido. El Gobierno, el 8-M, la ineficacia de los políticos, la OMS; alguien tiene que cargar con la culpa, alguien tiene que ser el responsable. Pero la historia nos enseña que hay que ir con mucho ojo en esa búsqueda colectiva de responsables porque muchas y diferentes formas de exclusión, de racismo o xenofobia, han tenido ahí su génesis.

Y si se nos permite de nuevo acudir a los clásicos y a la filosofía, un poco de estoicismo en estos momentos no estaría de más. Si acudimos a un manual o a un diccionario de filosofía nos dirá más o menos lo siguiente: “El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio hacia

de la mentalidad acusatoria y un desmedido crecimiento de la conciencia fiscal.

En muchos lugares hemos leído estos días que la pandemia nos mostraba nuestra esencial fragilidad, nuestra vulnerabilidad y contingencia. Y es esencialmente verdad, lo decimos, pero después nos cuesta creérnoslo. Si somos frágiles y vulnerables tenemos que aceptar nuestra radical impotencia y que, pese a todo, pese a los grandes avances científicos y tecnológicos ‘el mundo no está en nuestras manos’, no somos los dueños del universo. Pero lejos de eso, la conciencia fiscal y la mentalidad acusatoria se imponen y ante la inesperada adversidad nos dedicamos a buscar culpables. Necesitamos un chivo expiatorio, una cabeza de turco, alguien que pueda cargar con la culpa, que sea el responsable de lo ocurrido.

estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio hacia el 300 a C, que busca la felicidad en el ejercicio de la virtud. Una virtud que surge de la autosuficiencia, de vivir conforme la naturaleza, desasirse de los bienes externos y materiales, la aceptación del destino y el combate contra las fuerzas de la pasión. Un cierto igualitarismo y cosmopolitismo califican también a este movimiento”. Un movimiento, decimos nosotros, que ha insuflado un modo de vida y una concepción del mundo que ha supuesto una ‘constante histórica’ en el pensamiento occidental y que ha trascendido los límites de una escuela filosófica para devenir una actitud ante la vida, ‘la actitud estoica’.

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