revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 174

ciudadanos serán como han sido hasta ahora.

Me imagino que los gobiernos tomarán medidas para prevenir futuras situaciones similares, pues se ha comprobado que no estaban bien preparados. Los países considerarán como industrias estratégicas aquellas relacionadas con la producción de materiales necesarios para proteger a la población durante un pandemia, para no tener necesidad de solicitarlos al extranjero en caso de necesidad.

Se invertirá mucho en inteligencia artificial, por ejemplo, para desarrollar robots que puedan atender a pacientes durante una pandemia, para no poner en peligro al personal sanitario. Se invertirá en programas informáticos para manejar inmensas cantidades de datos que permitan afrontar mejor cómo actuar en cada situación donde se estén detectando infectados. Seguramente se generarán dilemas éticos relacionados con el control de los datos personales de los ciudadanos, y debates éticos relacionados con las decisiones que tomen los robots que puedan atender a personas.

Ese mundo tecnológico seguramente vendrá, pero la tecnología no nos hará más libres, ni más igualitarios, ni más solidarios, ni más respetuosos o dialogantes. Eso solo será posible si nos formamos en Ética y comprendemos qué es una sociedad más justa que otra y cómo podemos contribuir a ella en entornos no excepcionales.

Tenemos que reflexionar sobre qué significa practicar bien cada una de las profesiones: la ingeniería, la medicina, la abogacía, el periodismo, la educación… Una pandemia no nos enseña qué es el bien, no nos hace más reflexivos.

reflexivos. De hecho, a una parte de la ciudadanía los puede volver más intolerantes, porque cuando un hecho impacta en la parte emocional puede acrecentar las emociones más bajas.

Hay que tener presente que una de las principales emociones que ha despertado la pandemia ha sido el miedo. Y cuando actuamos guiados por el miedo podemos tomar decisiones muy imprudentes.

Decía Aristóteles que se aprende a ser justo practicando la justicia, y no solamente una vez, sino en una vida entera. Una golondrina no hace verano, y tampoco un acto justo nos convierte en personas justas. No podemos esperar que por el hecho de haber realizado algunas acciones buenas en estos días esto se vaya a convertir en un hábito, si las vinculamos mentalmente a una situación excepcional.

He escuchado mucho decir en estos días que tras la pandemia se tiene que invertir más en investigación científica. Espero que se invierta también, y en el mismo grado, en investigación humanística, y en difundirla entre la población.

Tras la pandemia tendremos mejores ciudadanos, creceremos como sociedad y nacerá una sociedad mejor, si nos seguimos formando en la búsqueda del bien,

174