revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 169

integrantes, ya que los acuerdos deben adoptarse por unanimidad!- y permitiría eliminar la corrupción y los paraísos fiscales, atendiendo el asesoramiento de las comunidades educadora, científica, artística… que hasta ahora han sido desoídas, lo que ha resultado en la gravísima situación presente. En efecto, sólo en términos de ecología, la UNESCO ya alertó en los años 70 de la necesidad de limitar las emisiones de gases con efecto invernadero… y lo hizo el Club de Roma en 1972 con su Informe “Los límites del crecimiento”… y la Academia de Ciencias de los Estados Unidos… sin que se obtuviera nunca la respuesta adecuada.

Hace tan sólo tres años, cuando se había logrado la Agenda 2030 y la regulación del calentamiento global, gracias en buena medida al Presidente Barack Obama -¡hasta el Papa Francisco hizo pública una Encíclica Ecológica!-  el Presidente Trump no sólo requirió y ¡obtuvo! más fondos para defensa sino que advirtió que no pondría en práctica los ODS. Frente a esta intolerable actitud, no hubo reacción alguna. ¿Se necesitan más pruebas para que los ciudadanos del mundo, de una vez, tomen las riendas del destino común?

En el artículo que citaba al principio terminaba así. “Ha llegado el momento de replantear el sistema, no de aceptarlo o de adaptarlo. Así se inicia la “Carta de la Tierra”. Nos hallamos en un momento crítico de la historia, un momento en el cual la sociedad ha de elegir su futuro… Hemos de unirnos para crear una sociedad global sostenible basada en el respeto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y la cultura de paz”…

En la nueva era, será el multilateralismo, será la democracia vivida por cada ciudadano, será la responsabilidad colectiva, la que permitirá que las generaciones venideras no repitan la terrible frase de Albert Camus, que cito con frecuencia: “Les desprecio porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco”.

Madrid, 13 de mayo de 2020

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