revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 158

defendiendo sus posturas aunque no las compartamos. Entiendo que esos son valores que, de alguna manera, acuñan lo que es el ser y el hacer de una ciudad. Y en este momento sabemos que más del 50% de la humanidad vive en áreas urbanas y que por lo tanto la ética de la ciudad es una ética fundamental para construir una humanidad, que sea una humanidad ética. Esto no quiere decir que dejemos de lado lo que sería la Valencia vacía, sino todo lo contrario, si no que la conexión entre la ciudad y las zonas que parece que son zonas vacías habría que seguir manteniéndolas por supuesto.

No es extraño, y en esto voy a decir unas palabras que creo que son importantes, no es extraño que en los años 60 del siglo pasado apareciera la idea de un derecho a la ciudad. El derecho a la ciudad consistiría en entender que la ciudad no solo tiene un valor de cambio, sino también un valor de uso. No solo tiene un valor de cambio como una mercancía, no solo es un lugar en el que alguien puede conseguir la ciudadania por comprar un piso de 500000 euros. Entonces se convertiría la ciudad en pura mercancía, sino que tiene un valor de uso. El valor de uso significa que la ciudad es una de las formas de organización humana que tiene por meta proteger los Derechos Humanos, concretamente los Derechos materiales y formales que componen la ciudadania que, creo, son la clave de los interlocutores de esta mañana. Los derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales que condicionan la inserción en la ciudad y también el derecho al medio ambiente sano, desarrollo de cuantos se insertan en esa ciudad. Con cualquier forma de pertenencia en sociedades abiertas, no solo con la forma de ciudadanía que es la forma de pertenencia plena, sino que es muy importante darse cuenta de las formas de pertenencia que tienen los distintos colectivos y mantener los derechos y respetar los derechos de esos colectivos que nos llevaría a un gran tema de nuestro momento, que es el tema de la inmigración. Evidentemente el inmigrante tiene una forma de pertenencia con papeles, regular, irregular. Es uno de los temas de nuestro tiempo que tenemos que tratar y creo que es clave desde una perspectiva de ética. La situación del inmigrante es una situación paradójica por que tiene que estar un tiempo de una manera irregular hasta que se le reconoce el arraigo y ya, solo entonces, puede empezar a tener un puesto de trabajo. Creo que es uno de los grandes temas que no podemos olvidar de ninguna manera,

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