revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 154

Una pandemia exige sí o sí una profunda reflexión ética. Tal como sugiere un columnista mexicano, parafraseando la célebre frase de Georges Clemenceau sobre la guerra y los militares, las epidemias son un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de epidemiólogos.

Los desafíos éticos que se han planteado de golpe son muchos y, la verdad, es que no son nuevos: la relación con la muerte, el valor de las personas, la toma de decisiones en el final de la vida, el triaje en casos de colapso sanitario, gerontofobia, la economía, el valor de la educación, la obediencia social, el compromiso con los que me rodean, el reconocimiento personal y social, la aporofobia son algunos de ellos y podríamos seguir enumerando.

la gerontofobia, la economía, el valor de la educación, la obediencia social, el compromiso con los que me rodean, el reconocimiento personal y social, la aporofobia son algunos de ellos y podríamos seguir enumerando.

El camino de la ética nos ayuda a evitar todo lo que pueda desembocar en la situación de “vértigo”, es decir la predisposición psicológica a dejarse dominar por lo que nos aparta de nosotros mismos, para pasar del vértigo al “éxtasis”, la posibilidad del desarrollo personal pleno.

La reflexión es seria y por lo tanto no debe ser apresurada. Tenemos la suerte de poder contar con tres voces referentes en el campo de la ética. Se han prestado a aportarnos algunas de las muchas intervenciones que han tenido a lo largo de estos meses y que no han llegado al público en general.

A.F.R.

El reto ético

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