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La libertad tiene condiciones materiales. Un pobre no es ni puede ser libre. El propósito de la RB “No es simplemente una manera de hacer que la vida en la tierra les resulte tolerable a los indigentes sino un ingrediente clave de una sociedad transformada y de un mundo que podamos desear”, en palabras de un reciente libro de unos conocidos defensores de la RB. La condicionalidad, una vez más, es súplica y sumisión. La incondicionalidad es un derecho. En este punto no pueden caber confusiones.

Una RB se puede financiar

Una confusión que ha surgido estos días con la irrupción del debate sobre la RB es que si alguna izquierda y alguna derecha defienden la RB, si académicos, políticos y activistas de extrema derecha económica y otros de extrema izquierda defienden la RB ¿cuál es el misterio de semejante prodigio? No hay tal prodigio. Una atenta lectura de las propuestas de RB provenientes de la derecha liberal y de la izquierda puede fácilmente constatar al menos las siguientes diferencias.

1) En la forma de financiar la RB. Lo que equivale a especificar detalladamente qué parte de la población sale beneficiada con una RB y qué parte no. Para la izquierda, al menos la partidaria de la libertad republicana en la que me incluyo, la financiación de la RB significa una reforma fiscal que suponga una redistribución de la renta de las decilas más altas al resto de la población. La derecha pretende otros objetivos, no precisamente una redistribución de la renta de los más ricos al resto.

2) En las medidas de política económica que adicionalmente se proponen junto a la RB. La izquierda asume la defensa de la sanidad y la educación públicas y, en general, del Estado

de bienestar. La derecha no. Los defensores de derechas de la propuesta pretenden desmantelar el Estado de bienestar (o lo que queda en algunos lugares del mismo) “a cambio” de la RB —sería el caso por ejemplo de Charles Murray, el economista que defiende la RB en las páginas del Wall Street Journal: el título de uno de sus libros es suficientemente explícito In Our Hands: A Plan to Replace Welfare State.—, persiguiendo sus clásicos objetivos liberales de “adelgazamiento” del Estado —excepto la policía, el ejército y los tribunales de justicia, significativamente— y de reducción de la presión fiscal a los ricos.

3) En la concepción de la neutralidad del Estado. Para la derecha la neutralidad significa que el Estado no intervenga en las negociaciones y disputas de los distintos agentes y sectores sociales. Para la izquierda, o al menos para una izquierda de tradición republicana, la neutralidad significa que el Estado debe intervenir activamente para impedir que los grandes poderes privados, como las multinacionales gigantes, impongan su voluntad privada a la ciudadanía, con el ataque a la libertad de la mayoría no rica que eso supone. Un Estado al servicio de la ciudadanía debe intervenir activamente para que la neutralidad sea un hecho, y no una superficial consigna de “equidistancia entre los distintos proyectos de buena vida”. Cuando grandes poderes privados disponen de la capacidad de imponer a la ciudadanía su concepción privada del bien como bien público, cuando la constitución oligopólica de los mercados permite el secuestro del Estado por parte de los inmensos imperios privados, la neutralidad tiene que significar intervención activa, no tolerancia pasiva y que gane el más fuerte. Los gobiernos no son más que los servidores públicos de la ciudadanía que los eligen, por eso tienen obligaciones respecto a sus ciudadanos: conseguir garantizar sus derechos, también los económicos. La ley de la selva económica ya nos ha llevado a demasiadas crisis.

Pero voy a prestar un poco de atención a la financiación. Que creo que es la gran diferencia, como les decía, entre los proponentes de izquierda y de derecha de la RB.

"La condicionalidad, una vez más, es súplica y sumisión. La incondicionalidad es un derecho. En este punto no pueden caber confusiones."

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