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individuos en el refugio , en un estado de sopor profundo ( Lutz y Merino , 2011 ). Dicha práctica es muy común en colonias de murciélagos dentro de muchas poblaciones de Norteamérica ( Krauel y LeBuhn , 2016 ), en Chile , sin embargo , no existen antecedentes sobre migraciones de esta especie ( Rodríguez-San Pedro et al ., 2017 ), lo que permitiría inferir que cuando una colonia se instala en un refugio lo hace de modo permanente , más aún cuando T . brasiliensis es el principal murciélago presente en Chile ( Favi et al ., 1999 ; Yung , 2013 ; Berríos , 2016 ), explicando así la agregación espacio-temporal observada en este estudio a 30 , 90 y 180 días .
Como muestra la Tabla IV , a medida que se amplía la distancia temporal crítica , las agregaciones espaciotemporales de quirópteros aumentan . Lo anterior puede ser explicado debido a que las ventanas temporales de menor duración incorporan en su análisis los meses invernales como elemento único . Si se consideran los hábitos de los quirópteros , los que enfrentados a las bajas temperaturas y / o a la baja disponibilidad de insectos durante el período invernal , pasan a un estado de sopor ( Muñoz , 2006 ) y , por lo tanto disminuyen su metabolismo y su actividad , de tal forma que en los meses invernales , se reduce la cantidad de capturas , siendo este hecho demostrado en los reportes del Instituto de Salud Pública ( ISP , 2013 ; ISP , 2015 ). Por lo mismo , al ampliar la ventana temporal y así incluir los meses de verano en conjunto , se evidencia una mayor cantidad de agregaciones espacio-temporales , ya que en la época estival la concentración de insectos aumenta significativamente , lo que permite que los murciélagos salgan a cazar con mayor frecuencia y se les vea en abundancia tanto en zonas rurales como urbanas ( Favi et al ., 2011 ). De igual manera lo demuestra Alegría- Moran et al . ( 2017 ) en un estudio realizado en Chile , donde el número de casos de rabia disminuye entre los meses de mayo y agosto ( fines de otoño e invierno ), mientras que se incrementa durante los meses calurosos ( diciembre a marzo ), lo que fue confirmado mediante la prueba de Ljun-Box ( p < 0,0001 ). Esto se explicaría por el ya mencionado estado de sopor en el cual entran los murciélagos durante los meses fríos ; al estar menos activos , se reduciría el contacto entre ellos y , por ende , la posibilidad de trasmitirse enfermedades dentro de la colonia o a otras especies susceptibles ( Canals y Cattan , 2008 ).
Si bien Krauel y LeBuhn ( 2016 ) también reportaron una mayor actividad de T . brasiliensis durante los meses calurosos ( mayo a septiembre ) y un notorio descenso al comenzar el invierno ( diciembre ) en el hemisferio norte , Pierson y Rainey ( 1995 ) obtuvieron resultados absolutamente contrarios , registrando una baja actividad de esta especie durante el verano en el Presidio de San Francisco .
Los murciélagos positivos a rabia sólo se consideraron cercanos en tiempo y espacio cuando se consideró una distancia temporal crítica de 30 días ( p < 0,05 ), mientras que , al aumentar en 90 y 180 días , ya no se revelaron cercanías epidemiológicas significativas entre ellos ( p > 0,05 ). Esto puede explicarse gracias a la tendencia de los murciélagos de excluir a los integrantes enfermos de sus colonias ; el animal afectado es capaz de desplazarse en un radio de 20 km o más , por lo cual el agrupamiento de la enfermedad no se limitaría exclusivamente a las zonas de colonización ( Favi et al ., 2011 ).
Como muestra la Tabla III , de 85 capturas de murciélagos , 46 se localizaron en el sector nororiente , repitiendo esta tendencia con los quirópteros positivos a virus rábico , donde de un total de 8 , 6 se encontraron en
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