Revista de Medicina Veterinaria e Investigación Revista Medicina Veterinaria e Investigación N°2 | Page 42

presencia de células de Leydig en el parénquima y, especialmente, en el cordón testicular en el caballo. Por lo mismo, el principal enfoque de nuestro estudio fue realizar está investigación utilizando la técnica inmunohistoquímica estreptavidina-peroxidasa, con el anticuerpo específico Calretinina, pero a nivel del cordón espermático de potros en tres distintas razas. fisiológicos de las células de Leydig en la síntesis de testosterona a nivel testicular. El presente estudio no logró demostrar la presencia de células de Leydig en el cordón espermático de potros, empleando en inmunohistoquímica el anticuerpo Calretinina. No es poco probable que la elección del anticuerpo empleado en la pesquisa de las células de Leydig en el cordón testicular, así como la técnica de detección utilizada en el laboratorio, haya influido en los resultados. A diferencia del estudio de Jun et al. (2008) con calretinina (Zymed), nuestro estudio utilizó este anticuerpo en un laboratorio diferente (Cell Marque®). Existen potentes antecedentes no publicados que, el largo residual del cordón espermático en la castración influiría en el comportamiento androgénico del caballo. Así se ha planteado que la escisión del cordón espermático, inmediatamente sobre el testículo, permitiría mantener la conducta de macho en el potro castrado, presumiblemente por la presencia de células de Leydig ectópicas que mantendrían la producción hormonal de testosterona. Por otra parte, algunas patologías pudiesen explicar la presencia de células de Leydig en áreas fuera del parénquima testicular, por ejemplo, debido a una migración de estas células desde el intersticio testicular como podría ocurrir en la atrofia, esclerosis y diferenciaciones in situ (Jun et al 2008), condiciones propias de las neoplasias de tumores de células de Leydig, también llamados adenomas de células intersticiales (McEntee, 1990). Es relevante también mencionar, que en nuestro estudio los pacientes eran sanos y ninguno de nuestros individuos presentaba alguna patología al momento de solicitar la castración y que ésta se realizó sólo con fines deportivos. Asímismo, Rijkenhuizen y van der Harst (2017) en un estudio de castración laparoscópica en potros que presentaban criptorquidismo abdominal, sostienen que la ligadura sin transección del cordón espermático intraabdominal no siempre da garantías de que la producción de andrógenos de origen testicular no vaya a ocurrir. Así, en cordones espermáticos ligados intraabdominalmente, se ha demostrado el desarrollo de vasos sanguíneos complementarios al flujo sanguíneo testicular, a expensas de revascularización, a partir de arterias del cremáster y/o pudenda externa. Los testículos retenidos, aunque presentaron necrosis aséptica, posteriormente continuaron con la producción de testosterona. Estos antecedentes se justificarían con el trabajo realizado por Almahbobi et al., (1988), que explicaba en detalle los procesos Esto ha quedado demostrado en una reciente investigación inmunohistoquímica Jun et al., (2008) que demostró en 14 de 40 muestras de cordón testicular humano la presencia de células de Leydig ectópicas, con una incidencia del 35% de las muestras estudiadas. Este estudio preliminar en cordón testicular de caballo no demostró la presencia de células de Leydig ectópicas, por lo que se hace necesario realizar otros estudios que impliquen, por ejemplo, modificaciones de la técnica inmunohistoquímica, anticuerpo, tamaño muestral, distancia del corte en el cordón espermático u otras. 41