Revista de Medicina Veterinaria e Investigación Revista Medicina Veterinaria e Investigación N°2 | Page 8
naturales para asegurar su supervivencia (Silva-
Rodriguez et al., 2010). Por otra parte, el ser humano
cumple un importante rol a la hora de incitar a sus
canes a enfrentar y atacar a los animales silvestres
que representen una amenaza para su ganado
(Sepúlveda et al., 2014). Una especie declarada
dañina puede afectar a las especies silvestres
residentes de cuatro maneras: la depredación sobre
especies nativas o endémicas, la competencia por los
recursos, la hibridación en especies emparentadas y
la transmisión de enfermedades o agentes
infecciosos (Hughes y Macdonald, 2013). Una de las
pocas especies existentes en el mundo que cumple
con todas estas condiciones es el perro (Bonacic y
Alvarado, 2011). Los perros han sido reconocidos por
participar en la transmisión de alrededor de 100
enfermedades zoonóticas (WHO/WSPA, 1990).
Además, están directamente relacionados con el
origen de las enfermedades que afectan a los
carnívoros silvestres, como la rabia y el distemper
canino, causantes de importantes epidemias y hasta
extinciones de poblaciones naturales (Cleaveland et
al., 2000; Acosta-Jamett et al., 2010). Por otro lado,
las infecciones parasitarias de los perros juegan un
importante rol en la salud pública, como en la
sanidad ganadera (López et al., 2006) y por su puesto
a los cánidos silvestres.
Es necesario dedicar esfuerzos de investigación a la
interacción epidemiológica entre perro y zorro de
Darwin, con el objetivo de pesquisar el impacto real
del cánido doméstico en la transmisión de
enfermedades y la disminución poblacional y
territorial de este zorro endémico y en peligro de
extinción. Para este fin, las investigaciones científicas
significan un gran avance hacia la realización de
actividades de protección hacia la especie, así lo
describe la propuesta para el plan Nacional de
Recuperación, Conservación y Gestión (RECOGE) del
zorro de Darwin (Cabello com. pers), que dan sostén
a proyectos de conservación como el que respalda
este estudio.
Así desde el año 2014, el Ministerio del
Medioambiente de la Araucanía ha licitado en dos
oportunidades un programa de vacunación y
desparasitación de perros en el área de distribución
del zorro chilote con el objetivo concreto de
disminuir el riesgo de trasmisión de enfermedades
como distemper, parvovirus y parasitosis hacia el
zorro de Darwin. Sin embargo, se desconoce el grado
de parasitismo que presentan los perros que viven
Introducción
En el mundo existen 36 especies de cánidos
(Graphodatsky et al., 2008), de los cuales podemos
encontrar cuatro en Chile (Medel y Jaksic, 1988). De
estos, el zorro gris (Lycalopex griseus), el zorro culpeo
(Lycalopex culpaeus) y zorro de Darwin o chilote
(Lycalopex fulvipes) son nativos de Chile siendo este
último el único endémico. Posee una de las
distribuciones más restringidas de los miembros de la
familia Canidae (Vilà et al., 2004) existiendo dos
poblaciones conocidas: Cordillera de Nahuelbuta e
Isla de Chiloé. Aunque, debido a nuevos registros
continentales de zorros en Gorbea, Oncol, Reserva
Costera Valdiviana y Maullín (D’elia et al., 2013; Farías
et al., 2014, Silva-Rodriguez et al., 2010) se presume
una distribución más continua, desde Nahuelbuta
hasta Chiloé, aunque aún se desconoce con exactitud
el número de poblaciones que pudiesen existir.
Debido principalmente a su escasa distribución y a su
limitado tamaño poblacional, sumado al avance
antrópico en los ecosistemas y el escaso
conocimiento de la especie hasta la fecha, el hábitat
del zorro de Darwin se reduce constantemente,
siendo una de las razones por la cual este zorro es
clasificado en Chile como “en peligro”, por el
Reglamento de Clasificación de Especies y por la
Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (IUCN, 2017). Este alto riesgo de
extinción, que, si bien está mediado por factores
demográficos y ecológicos, se ve influenciado
además por la fuerte presencia de perros (Canis lupus
familiaris), el cuarto cánido presente en Chile, que
representa un riesgo por ataques y transmisión de
enfermedades (Cabello et al., 2013a, b). El perro es
sin duda el más popular de los cánidos y a su vez el
que más afecta a las poblaciones silvestres.
En Chile la población de canidos domésticos asciende
por sobre los 2.300.000 y tan sólo en Santiago se
concentran 1.117.192 ejemplares (Ibarra, 2003). Se
calcula que, a nivel de país, la relación es de 1 perro
por cada 6,8 personas, lo que nos ubica en el segundo
lugar en Latinoamérica con la mayor cantidad de
perros por persona, luego de Bolivia, que posee un
promedio de un perro cada 5,3 personas (OPS, 2003).
Los cánidos domésticos de vida libre desempeñan un
rol perjudicial para el resto de los carnívoros
silvestres, como el zorro ya que en los territorios de
co-ocurrencia, debido a la actividad humana y sus
asentamientos, las especies silvestres se ven
desplazadas y obligadas a modificar sus conductas
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