REVISTA DE LA FERIA EDUCATIVA 2018 REVISTA FERIA 2018 _ | 页面 21
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1º ES
Desde tiempos antiquísimos, la humanidad se ha servido de la poesía para traspasar de
generación en generación las costumbres y tradiciones de sus pueblos. Los grandes
ejemplos de ello en cultura Occidental son la Ilíada y la Odisea, textos clásicos que
seguimos releyendo en busca de pistas sobre los saberes de aquellas civilizaciones antiguas.
Pero de este lado del Atlántico, otros pueblos igualmente destacados también utilizaban la
poesía para transmitir el acervo de conocimientos y costumbres que daba cohesión a la
sociedad. Los saberes andinos, entre otros, todavía se aprecian en las culturas vivas
quechua hablantes, cuyas producciones poéticas están plagadas tanto de la herencia de los
antiguos incas como del contraste y los modos de supervivencia que estos pueblos
encontraron para interactuar con aquellos que desde hace siglos los oprimen y discriminan.
En los últimos siglos, sin embargo, la poesía fue mutando, pasando de ser narraciones con
métricas matemáticamente armadas, a convertirse en un lugar de experimentación y
explosión del lenguaje y
de la subjetividad: las costumbres del pueblo dieron lugar a la
expresión propia del poeta, quien comenzó a jugar, primero con las palabras, eliminando de
a poco versos y estrofas. A principios del siglo XX, esa indagación de los poetas estalló,
generando no sólo poemas con mucha experimentación en el uso de las palabras sino
también en el uso de la disposición de las mismas en la hoja en blanco. La poesía visual
perdió en musicalidad lo que ganó como experiencia ante los ojos del lector.
Sin embargo, las nuevas tecnologías nos permiten devolverle a la poesía visual una
musicalidad originaria, y el vínculo entre la música y la tecnología es tan antiguo como la
propia existencia del fenómeno musical. A partir del momento en que la voz y el cuerpo
dejan de ser los únicos orígenes de producción musical, comienza el camino de la
instrumentalización de la realidad, dando inicio a la estrecha relación entre la música y el
desarrollo tecnológico, transformando las estructuras de creación, producción y consumo
musical.
Para este proyecto, los alumnos trabajaron con la placa Makey Makey, desarrollada por el
Media Lab del MIT (Jay Silver y Eric Rosenbaum), que consiste en un circuito eléctrico
cerrado, compatible con cualquier material que pueda ser conductor de un mínimo de
electricidad. Mediante la misma, ellos han trabajado la creatividad, la imaginación y la
experimentación propia de la música y de la poesía, integrándolas no mediante
instrumentos convencionales, sino mediante elementos de la vida cotidiana, conectando así
el mundo real al virtual y generando una vuelta de tuerca sobre las producciones poéticas