“San Francisco de Asís en éxtasis”: sufrimiento del dolor por la pasión de Cristo
Cuando vi esta pintura me gustó y en conjunto con la explicación que el señor Santiago nos dio me resultó simplemente extraordinaria. Su título logró captar por completo mi atención. Según Delgado Prado, la pintura de “San Francisco de Asís en éxtasis” es una obra que realizó un artista del siglo XVII llamado Basilio de Salazar.
Se dice que San Francisco quiere sufrir los dolores de la pasión de Cristo. Estos estigmas o estas llagas, como también se les conoce, llegaron a ser importantes en la vida de este personaje, pues se le llega a conceder su deseo.
Santiago nos contó que una ocasión Francisco fue a hacer oración al campo acompañado por su compañero el fray León, y cuando Francisco estaba en oración se le apareció Cristo que tenía la forma de un serafín. Ese Cristo era el que le transmitiría sus heridas a Francisco.
“Francisco, ante lo atónito de su compañero que ve todo lo que sucede, queda muy lastimado por lo que ha surgido y se queda en una posición de desvanecimiento, a punto de desmayo”, mencionó Santiago.
En dicha obra también aparecen un par de ángeles que consuelan a Francisco: lo van a soportar, a cubrir y a dar ese consuelo para que reciba con plenitud y con gratitud estas heridas. Estos ángeles, que parecen más bien niñas, son muy rubios, pero porque corresponden a un estilo muy particular.
Además también se observa el campo en general, el follaje, las cañadas a los costados, y ya el Cristo en forma de Serafín cumplió su propósito, su función, es decir, en este momento se está alejando o se está desvaneciendo, por eso se llama en éxtasis, porque está en consuelo o en estado de shock.
El antes y el después del museo
La verdad es que esta experiencia fue increíble, pues el señor Santiago nos platicó que el Museo de Guadalupe tiene cien años y el edificio aproximadamente trescientos. “Doscientos años fue un colegio de Franciscanos, con la finalidad de que llegaran jóvenes y se formaran como evangelizadores, por eso el edificio fue muy grande…”
Es algo extraordinario saber que ellos mismos creaban sus hábitos, pues ahí confeccionaban el calzado, también cultivaban hortalizas y además fabricaban velas para alumbrarse entre ellos.
También hacían misiones, éstas consistían en llevar la palabra de Dios a tierras muy lejanas o donde la gente requiriera del bautismo, de los santos óleos o del matrimonio. Su labor era externa pero el sitio era completamente para una formación, por así decirlo, académica. El colegio tenía cerca de cien dormitorios para los franciscanos y fue el más importante de la Nueva España.